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3097 Words
Soltó un pequeño suspiro mientras terminaba de lavarse el rostro, colocando la pequeña toalla en el lugar correspondiente, para comenzar a bajarse del banquito que utilizaba para llegar correctamente al lavabo. ―Mi vida ¿Estás listo? ―preguntó con una sonrisa el rey omega, haciendo que el cachorro corriera hasta él para abrazarlo, haciendo que Jiho correspondiera, aunque un poco extrañado. Desde el día que había hablado con Sehun sobre el reporte de conducta, el cachorro príncipe se había vuelto más apegado a sus padres, haciendo que ambos aceptaran el cariño con gusto total, pero que estuvieran bastante confundidos, porque incluso pasaba menos tiempo con Dongjunie y no solía quejarse cuando tenían que separarse, al menos no como antes. ― ¿Puedo comer junto a ustedes hoy? ―preguntó mientras veía sus zapatos, notando que no había acomodado el velcro, por lo que se agachó para poder engancharlo. Jiho suspiró, tomando a su hijo del torso para levantarlo, ambos sentándose sobre la cama del menor. ―A ver, mi niño precioso, quiero que hablemos un poquito―le dijo con dulzura, apartándole el cabello de la frente, para que lo viera mejor―No es nada malo, solo quiero saber algo. ―Dime, papi. ― ¿Por qué últimamente quieres pasar menos tiempo con Dongjunie? Desde el día que hablamos sobre la observación de la maestra te he notado distante con él y muy apegado a nosotros―Sehun bajó la mirada al escuchar aquello, viendo sus manos, las cuales estaban sobre las de su padre―Me encanta tenerte con nosotros, a papá también le encanta y lo sabes ¿Verdad? Sehun asintió sin pensarlo dos veces, completamente seguro. ―Es que Dongjunie me dijo que nuestros padres nos extrañan, porque pasamos mucho tiempo juntos y que por eso era mejor hacer un horario―habló con sinceridad, haciendo que Jiho sonriera, sabiendo que no era nada grave―Entonces me sentí triste, porque tiene razón, estoy poco tiempo con mis papás. El rey omega sonrió en grande y se abrazó a su hijo con fuerza, haciendo que el menor correspondiera rápidamente, aunque un poco confundido. ―Mi niño, sabemos que te gusta mucho pasar tiempo con Dongjunie y sí, debemos admitir que te extrañamos cuando juegas siempre con él en el tiempo libre, pero es algo que te hace feliz, por lo que no estábamos molestos o algo similar―le dio un beso en la frente, tomándolo de las mejillas―Podemos repartir mejor los horarios, para que jueguen un poco más después de las clases y a las cuatro en adelante, puedes estar con nosotros ¿Te parece bien? Hablaremos con los padres de Dongjunie. ― ¡Sí! Por favor, papi. Gracias―Jiho asintió con una gran sonrisa mientras dejaba besos en las pequeñas mejillas, sabiendo que la preocupación de su hijo había sido calmada. Después de hablar, ambos bajaron hasta la zona donde recibían las clases, sabiendo que el castaño estaría ahí listo, siendo una suposición correcta cuando llegaron al pasillo. Ambos se abrazaron cuando se vieron, soltando carcajadas mientras se balanceaban de lado a lado, todo estando en normalidad. ―Sehunie, lamento haber dicho que estemos separados, no quiero irme a casa tan temprano, también quiero estar contigo―habló mientras se separaba del abrazo, apretando sus pequeñas manos con pena, porque él también había hablado con sus papás. ―No te preocupes, sigamos jugando como antes. Papi me dijo que le pediría a tus padres tiempo hasta las cuatro, para jugar―habló emocionado, haciendo que el castaño sonriera muy grande también. ―Mis papás me dijeron que no estabas molesto conmigo, pero quería saber―su vista se dirigió a la puerta del salón de clases, en donde la maestra de literatura, quien hablaba con Jiho―Oh, ahí está la señorita. ―Vamos a clases y después podemos jugar a la casa ¿Te gustaría? ―preguntó Sehun, haciendo que el príncipe asintiera rápidamente, ya que le encantaba jugar a la casa. El juego de la casa era algo que habían comenzado hace tiempo, en donde ambos fingían ser como sus padres, pero mayormente los reyes de Busan. Ambos hacían actividades que podrían ser de la casa y bromeaban entre ellos al mismo tiempo, siendo algo entretenido para ambos y que jugaban cuando sus padres no estaban tan cerca de ellos. No porque pensaran que fuera algo malo, sino que simplemente les daba algo de pena. Entraron a la clase y la maestra de literatura los ubicó en la alfombra del centro, ella sentándose con ellos mientras mantenía dos libros en sus manos, los cuales eran iguales. ―Buenos días, príncipe Min y jovencito Kim―los saludó, dando una pequeña reverencia. ―Buenos días, señorita Lee Eunji Noona―saludaron en coro, dando una reverencia igualmente, haciendo que la pelinegra sonriera. ―Bien, en la clase de hoy les traje estos dos cuentos, tengan―les entregó los libros a ambos, haciendo que ellos los vieran con sorpresa, ya que la portada era bastante colorida y bonita―Vamos a practicar el coro dirigido, por lo que ambos irán en la misma página, mientras uno lee en voz alta para que podamos escuchar y seguir la lectura. Ambos niños comenzaban a aprender a leer, pero la maestra les llevaba libros con textos pequeños y oraciones sencillas, por lo que así los ayudaba a mejorar la lectura poco a poco y evitar la vergüenza de equivocarse, para ir desarrollando la parte de oratoria. ―Príncipe, por favor léanos el título del libro. El menor suspiró tímido, comenzando a leer las primeras palabras en su mente, para después poder decirlas. ―La li…ebre bl…blanca―leyó con lentitud, pero correctamente, haciendo que la maestra y Dongjunie aplaudieran suave. ―Muy bien, el título es la liebre blanca ¿Alguno sabe qué es una liebre? ―ambos niños levantaron la mano rápidamente, haciendo que la maestra sonriera. Sehun vio que Dongjunie también había levantado la mano, por lo que bajó la suya. ―Dilo Dongjunie―sonrió, apegando su propio libro a su pecho. ―Papá me dijo que las li-liebres son de la familia de los conejitos, pero las li-ebres son más grandes―comentó, teniendo algo de dificultad para decir la palabra, pero recibiendo un aplauso de ambos. ―Muy bien, eso es una liebre. Ahora, la liebre es la protagonista de nuestro libro y vamos a leer su pequeña historia. Yo les indicaré cuándo deberán leer, no teman en equivocarse o tardar, porque estamos aprendiendo―ambos niños asintieron―Bien, vamos a la primera página. Ambos niños pasaron a la página mencionada, admirando el dibujo. ― ¿Qué vemos en la imagen? ―preguntó la maestra, dándole la palabra a Sehun. ―Está la liebre blanca en su casa, comiendo una zanahoria―comentó, haciendo que la mayor asintiera. ―Muy bien, vamos a comenzar a leer. Empieza, Dongjun, por favor. Ambos niños comenzaron a leer con tranquilidad la historia, siendo una oración pequeña para cada uno, tomándose el tiempo necesario como para poder leer correctamente, siendo corregidos con calma cuando se equivocaban. La historia trataba sobre la liebre blanca y su amigo el oso, quienes eran vecinos y salían a buscar zanahorias y peces juntos, la liebre no comía peces, ni el oso zanahorias, pero iban juntos a buscarlas porque se apoyaban y eran amigos. ― ¡A mí no me gustan los tomates! ―dijo Dongjunie cuando la maestra preguntó algún ejemplo de la enseñanza del libro―Pero, no le digo a los cocineros que lo quiten, porque a Sehunie le encantan los tomates y se los come por mí. ― ¡Es verdad! ―Muy bien, ese es un muy buen ejemplo―sonrió la mujer, viendo la hora, notando que la lectura había llevado más tiempo de lo pensado, pero que había logrado su objetivo―Bueno, es hora de finalizar esta clase ¿Les gustó la historia de la liebre y el oso? ― ¡Sí, Noona! ―afirmaron ambos, cerrando los libros con cuidado mientras se los entregaban a la maestra, quien los recibió con gusto. ―Muy bien, pequeños. Su maestro de Ética y modales los está esperando en el salón de al lado, nos vemos en dos días. Los niños tomaron sus pequeñas mochilas y se dirigieron hasta en salón indicado, no encontrándose demasiado emocionados con aquella clase, ya que el maestro era serio y no se divertían con los temas, como lo hacían con otras materias, como literatura. ―Este maestro no me agrada mucho―susurró Dongjunie mientras se adentraban al salón, el maestro esperándolos con mirada seria, como siempre. ―A mí tampoco. Ambos avanzaron hasta donde estaban sus asientos, los cuales estaban bastante separados el uno del otro, dando una reverencia al hombre que estaba delante de ellos. ―Buenos días, señor Choi Yunseo―saludaron sin muchas ganas, enderezándose después de la reverencia. ―Siéntense en sus puestos, comenzamos con la clase―el hombre no devolvió el saludo, yendo hasta la puerta del salón para cerrarla. Ambos niños obedecieron, sentándose rápidamente. ―Bien, el día de hoy vamos a repasar uno de los conceptos más básicos sobre los modales en la mesa, por lo que dejen los libros a un lado―los niños atendieron, dejándolos en sus mochilas nuevamente―Sus roles no han sido establecidos de forma oficial aún, pero logré conseguir la información necesaria para saber lo que cada uno debe aprender. Los niños no comprendieron a qué se refería con un rol, ni siquiera sabían qué significaba la palabra. Sehun recordó que su padre le dijo que preguntara siempre que tuviera una duda sobre el tema, por lo que levantó la mano. ―No es hora de hacer preguntas, es hora de escuchar―lo regañó, haciendo que Sehun se apenara, bajando la mano con suavidad―Traje unos platos y cubiertos para que practiquemos, por lo que Dongjun, colócalos sobre las mesas de ambos. El castaño asintió y se bajó de su silla, caminando hasta el escritorio del maestro, en donde estaban los mencionados. Eran pesados, por lo que tomó primero un plato con sus cubiertos y se dirigió hasta su propio escritorio, para poder dejarlos ahí y después ir por los de Sehun. ― ¡Alto ahí! ―exclamó fuerte el maestro, haciendo que Dongjun se asustara, viendo al maestro con duda―Rompes la primera regla, no puedes servirte los platos a ti primero, tienes que servirle al príncipe. Dongjun pensó que quizá se refería a ser amable con los demás, por lo que asintió y se dirigió hasta el escritorio de Sehun, dejando las cosas con cuidado. ―Gracias, Dongjunie―agradeció con una bonita sonrisa, ambos asustándose cuando la voz del maestro se escuchó nuevamente. ―No debes agradecer, solo acepta lo que se te ha entregado. Sehun frunció ligeramente el ceño con confusión al no comprender, sus padres le habían dicho que siempre debía ser agradecido, sin importar si era un hombre de la limpieza o un rey, por lo que no tenía sentido. Pero no dijo nada, porque le daba miedo. ―Ahora ve por lo tuyo y siéntate―le dijo al castaño el adulto, haciendo que el castaño se apenara, yendo a traer lo que le correspondía. Se sentó en su silla y colocó su plato y cubiertos, para después colocar sus manos sobre su regazo. ―Imaginen que tienen un trozo de pollo en sus platos y que van a comer―comenzó, hasta que Dongjunie levantó la mano― ¿Qué? ―No me gusta mucho el pollo ¿Puedo imaginar que es carne de res? ―preguntó con una sonrisa de lado, haciendo que Sehun sonriera nuevamente. ―No, vas a imaginar que es pollo y silencio. Ambos niños callaron ante aquellas palabras, Dongjunie sintiéndose mal por la respuesta y Sehun enojado, pero ambos se mantuvieron callados. ―Bien, quiero ver sus formas de iniciar a comer. Empiecen―Ambos niños se vieron entre ellos, comenzando a tomar los cubiertos envueltos en la tela y quitando el nudo con cuidado, como solían hacer con sus padres. Sehun los liberó después de Dongjun, quien empezó a imitar que cortaba carne. ― ¡Alto! ―gritó, haciendo que ambos niños se asustaran y que Sehun dejara caer los cubiertos por accidente―Tú, debes esperar a que el príncipe inicie a comer, no debes comer antes que él―le apuntó con el dedo índice, haciendo que los ojos de Dongjun comenzaran a llenarse de lágrimas, con temor―Y no te atrevas a… ―Maestro, por favor no le grite―pidió Sehun con voz calmada, pero manteniendo el respeto, porque sabía que no debía alterarse―Puede comer antes. ―No, no puede ¿Quién es el maestro aquí, príncipe? ―preguntó mientras se acercaba lentamente, haciendo que el menor temblara ligeramente. ―Usted, pero no debe gritar o le diré a mis padres. El maestro levantó una ceja con una sonrisa burlona, haciendo que el menor comenzara a temblar más, viendo de reojo a Dongjun, quien también estaba aterrado. ―Oh ¿El príncipe es un chismoso? ―comenzó a reír―En mis tiempos, los niños desobedientes eran golpeados para que aprendieran, así que un grito no es nada. Esto es para que su aprendizaje sea más satisfactorio. Se separó del menor, haciendo que este suspirara aliviado. ―Solo debo advertir que, si alguno de ustedes les cuenta a sus padres de esto, vendrá un maestro peor que yo. Haré que alguien malo venga a reemplazarme y hará que todo sea peor ¿Quieren eso? ―Dongjunie negó con la cabeza rápidamente, pero Sehun no. ― ¡Papá! ―gritó sin importarle nada, haciendo que el maestro se alterara y se acercara rápidamente al menor, brindándole una cachetada sin pensarlo dos veces, una que resonó por todo el lugar e hizo que Dongjunie gritara asustado. ― ¡Cállate! ―gritó en medio de un susurró, viendo al príncipe sostenerse el rostro mientras sus ojos se llenaban de lágrimas, temblando con miedo. Dongjun se bajó de la silla de golpe y corrió hasta el maestro, brindándole un empujón inesperado, haciendo que el hombre se cayera por la sorpresa, el castaño tomando la mano de su mejor amigo y ambos corriendo hacia la puerta, para poder salir. Haneul se encontró con los niños cuando llegaba al pasillo, haciendo que los niños corrieran en medio de llanto hasta él, agachándose para poder abrazarlos. ―Oigan ¿Qué sucedió? ―preguntó con voz suave mientras los abrazaba, sabiendo que los guardias estaban cerca, por lo que esperaba un poco. ― ¡El maestro nos gritó y le pegó a Sehunie! ―exclamó Dongjunie con lágrimas gruesas, haciendo que el alfa tensara la mandíbula, enfadado. Los guardias llegaron, viendo que el maestro seguía en el salón. ―Atrapen a ese hombre―pidió el rey alfa a los guardias, quienes atendieron, tomando al hombre para que no quisiera escapar en algún momento. Regresó la vista a su hijo y Dongjun. ―Mi vida ¿Dónde te golpeó? ―Sehun tenía su rostro escondido en el rostro de su padre mientras lloraba, por lo que se separó ligeramente, para que pudiera verle, señalándole su mejilla, la cual se estaba hinchando poco a poco―No te preocupes, jamás volverán a ver a ese hombre, no podrá dañarlos de nuevo. En ese momento llegó Jiho ante el escándalo, ya que estaban anteriormente reunidos con los organizadores, por lo que llegó un poco tarde. Vio que los guardias tenían agarrado al hombre, quien intentaba liberarse con desesperación y también vio a los niños llorando. ― ¿Qué sucedió? ―preguntó con voz estrangulada, agachándose junto a su alfa para abrazar también a los niños, quienes seguían llorando. ―Ese hombre les gritó y le pegó a Sehunie―habló Haneul con total seriedad, haciendo que el omega abriera más los ojos con sorpresa, sintiendo mucha molestia golpear su cuerpo de repente. El omega apretó los puños, viendo a Juwon llegar con rapidez el lugar, igualmente sorprendido. ―Juwonie, llévate a los niños un momento ¿Sí? ―le pidió el omega, Dongjunie corriendo rápidamente hasta los brazos de su padre, quien lo recibió y comenzó a darle caricias en el cabello. ―Sí, vamos Sehunie―lo llamó, el menor caminando con una de sus manos en la mejilla adolorida, el alfa tomándolo para cargar a ambos niños e ir a la enfermería para revisar el golpe. Jiho se levantó mientras respiraba hondo, Haneul tomando su mano para que se calmara un poco, aunque él también estaba muy enojado. ―Ese hijo de puta ¿Cómo se atrevió a golpearlo? ―preguntó sin gritar, haciendo que el alfa viera al hombre, quien se había rendido de luchar, ya que era en vano. ―No lo sabemos, amor. Pero lo haremos pagar, así que no te preocupes por eso―lo confortó, el omega asintiendo, pensando en que era verdad. Ambos se acercaron al hombre, quien se mantenía temblando. ― ¿Por qué golpeó a su príncipe? ―preguntó con la mayor calma posible el alfa―Responda o su castigo será peor. ―Sus hijos no comprenden, ese niño Kim será un omega y debe aprender a atender al alfa príncipe, yo solamente hago mi trabajo―se quejó, haciendo que la rabia de los reyes subiera. Jiho no lo aguantó y se acercó al hombre, dándole una cachetada que resonó en todo el salón y el pasillo, haciendo que Haneul se sorprendiera, pero no hiciera nada al respecto, porque él también quería hacerlo. ―No te vuelvas a atrever a tocar a nuestro hijo, ni a ningún niño―le habló con voz dura, alejándose cuando sintió que la adrenalina había salido―Enciérrenlo, después hablaremos sobre su castigo. ― ¡Reyes, por favor! ―comenzó a pedir mientras los alfas se lo llevaban, no logrando nada sobre los reyes, quienes ahora solo querían saber cómo estaban los niños. ―Vamos a ver a los niños, están muy asustados―le dijo Haneul mientras colocaba sus brazos en la cintura ajena, haciendo que el omega asintiera y se acercara para darle un corto, pero confortante abrazo. ―Desde mañana habrá alfas de la tropa en cada salón cuando ellos tengan clase y puertas abiertas. No volveremos a poner toda nuestra confianza en maestros.
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