Ambos nos apresuramos a liberarnos del cinturón de seguridad para salir del auto, con el presentimiento de que no iba a terminar muy bien si nos quedábamos allí. Con la poca luz de la madrugada, mientras el sol se preparaba para salir de su escondite, ambos salimos a la intemperie y nos encontramos con un frío cruel.
—Ella lo hizo de nuevo —dijo Caleb asustado —, me está torturando de nuevo, ¿la viste? ¿Quería que yo lo hiciera de nuevo…? ¿Quería hacerme revivir todo de nuevo? —, él estaba un poco enloquecido y en shock.
—Caleb —, me apresuré a sujetar su rostro para hacer que me mirara —, mírame, no fue real, lo que viste hoy no fue real. Sí, está jugando contigo y esto es exactamente lo que quiere, que pierdas la razón…
—Es cierto —dijo con más calma —. Es cierto —repitió, y lo solté
