—Creo que la señorita Fellows debe estar buscándote, Rose— dijo Arabella a la joven doncella—, acaba de llegar Su Señoria y hay mucho qué hacer. Pero, si tienes oportunidad, pide a uno de los lacayos que suba el chocolate de Lady Beulah. La señorita Harrison puede pasársela sin su té, pero creo que Beulah necesita tomar algo, después del paseo. —¡Chocolate! ¡Beulah quiere… chocolate!— gritó la niña. —¿Dice usted que llegó Su Señoria?— preguntó Rose—. ¡Vaya, eso significará una verdadera conmoción para todos nosotros! —Supongo que significará más trabajo para ustedes— comentó Arabella—, tú sabes tan bien como yo, Rose, que el Castillo está muy sucio. Rose se echó a reír y en ese momento Arabella oyó que alguien entraba en el salón de clases. Al volverse vio a la señorita Fellows. La don