Alice estaba entretenida viendo a la rubia toda coqueta hablando con Scott, hasta que lo vio girarse bruscamente en su dirección con una cara de sorpresa, entonces fue consciente de lo que sucedía a su alrededor. Christopher arrodillado bien allí a sus pies con una cajita de tercio pelo abierta, dentro un anillo con una piedra de diamante enorme, la música se había parado y todos los invitados los miraban con expectación. –Alice mi vida, ¿quieres casarte conmigo? – Christopher tenía la más hermosa de las sonrisas dibujada en la cara. Era un hombre moreno extremadamente atractivo y Alice podía ver aquellos ojos marrones llenos de esperanza, esperando una respuesta de ella. Cualquier mujer en su lugar se hubiera lanzado a su cuello saltando de felicidad, pero Alice seguía petrificada con l