Un par de horas después Karl y Leah continuaban desnudos acostados en la cama, y ahora que habían terminado de hacer el amor en dos ocasiones, decidieron hablar un poco a pesar de que lo mas recomendable era levantarse y marcharse, porque llevaban horas ahí en esa habitación, quizás en el palacio ya habían notado la ausencia de ambos, pero a ninguno de los dos les importaba, quedándose ahí como si no fueran a recibir ningún tipo de consecuencias. —¿Cuándo fue tu primera vez, Karl? No me vengas con el cuento de que eras virgen porque no te creeré —dice Leah acostada frente al rubio. —Fue hace años, creo que tenía doce o trece, ya no recuerdo bien. Leah abrió sus ojos mostrándose bastante sorprendida. —¡Pero si apenas eras un cachorro! —exclama Leah con exaltación, pero luego se acerca