—Reina Sarah —dijo Noah con un tono calmado en su voz — me temo que no podré ir a un lugar mas privado, como puede ver debo estar al pendiente de la comida que se está haciendo —explica el joven señalando las ollas humeantes y burbujeantes repletas de la comida que se estaba preparando. —No te preocupes, podemos hablar aquí —asegura Sarah con una pequeña sonrisa, acercándose mas a Noah hasta quedar a menos de un metro de distancia de él. En esa poca distancia, Sarah comenzó a ver a Noah desde la coronilla de su cabeza hasta la punta de sus pies. En cuanto a lo físico, Noah tenía un mejor semblante que Karl, sus mejillas tenían color, no tenía ni una sola cicatriz visible y a pesar de que su vestimenta era vieja, y su rostro parece algo cansado, su porte y presencia era la de un príncipe