Dos días después del asqueroso bochorno con Maxwell, Riley decidió que los siguientes prospectos que llevaría a su cama, tendría que probarlos con anterioridad. No quemaría su segundo cartucho con un hombre tan impotente como Maxwell. El contrato estipulaba que eran tres hombres solo para ella, sin embargo, a Maddox no le importaba si a Riley le gustaba o no la persona, o si estaba o no complacida con el sexo. El primero fue un fiasco, y como no había r*******o, tenía que pensar bien su siguiente movimiento. Mientras tanto, disfrutaba ver a Ranger ejercitándose en el gimnasio de la mansión, o verlo apretar el volante cuando la llevaba al spa cada tarde. Riley era la mujer mejor cuidada en toda Nevada, y Maddox se aseguraba de que lo tuviera todo. —¿Así que me dejarás a Ranger como escolta