Sus ojos se vidrian mientras me lleva hacia la puerta principal. Cuando nos acercamos, se abre y Ezra sale enfadado. —¿Qué carajo ha pasado? —gruñe —Lo rayé —explico, y Mateo me pasa a Ezra. Mateo camina adelante, abriendo puertas antes de que me coloquen sobre el escritorio de Ezra. Ezra fulmina con la mirada a Mateo. —¿Cómo? —En un clavo, trepando por la ventana de la casa —suelto las palabras apresuradamente, sin querer que Ezra culpe a Mateo. Ezra me mira, levantando las cejas. —¿Entraste por la fuerza en la casa de tus padres? —No. Sí. Me dijeron que podía, así que técnicamente no entré por la fuerza —Él niega con la cabeza y chasquea la lengua, bajando mis nuevos pantalones ensangrentados. Suena el timbre y Mateo se apresura, regresando con el Médico del Clan que lo evalúa. M