Saltando del coche, sigo al Alfa, y él sostiene la puerta abierta, haciendo señas para que entre. Al entrar, Beta Mateo me espera en el vestíbulo con mi mochila cuando llegamos. Me la entrega, pero el Alfa Ezra la toma antes de que pueda agarrarla, la arroja sobre su hombro y me guía por las escaleras hasta el segundo piso del edificio. Me conduce por el largo pasillo. Hay múltiples puertas a ambos lados, supongo que deben ser otras habitaciones. Caminando hacia la última puerta junto a otro tramo de escaleras que conducen al tercer nivel, la abre, revelando un dormitorio. —Puedes quedarte aquí, si me necesitas, simplemente sigue las escaleras a tu derecha, te llevarán a las habitaciones mías y de Mateo —él dice. Entra y coloca mi bolsa en el borde de la cama doble que tiene un edredón