Me desperté con una sonrisa en el rostro, por fin mi semana libre había empezado, me costó un fin de semana entero en la playa con Daddy para convencerlo pero valió la pena. Arreglé una pequeña maleta con todo lo que creía necesitar para relajarme por estos días, corrí con tanta suerte que Daddy se ofreció a alquilarme un auto para que disfrutara con tranquilidad, gracias al cielo Mommy me enseñó a conducir. Dos horas conduciendo y siguiendo los distintos letreros, salí de la ciudad y me adentré en un lugar desconocido para mi. Todo se veía más tranquilo y eso me gustó, tal vez ese era el lugar. Conduje hasta un paraje para turista que se veía de buena calidad y bajé mi equipaje cuando apagué el coche en el estacionamiento del lugar. -Bienvenida a Alabise.- Una amable rubia me recibió