«Estoy segura de que es lo que Michael querrá que haga», se dijo. Sin embargo, le preocupaba el pensar que Lady Penélope Warde se hospedaría aquella noche en la casa, pues podría mostrarse muy crítica. Linka no podía imaginar por qué Michael había invitado a nadie antes de haber mejorado las cosas. No quiso interrogarlo. Y sólo cuando cabalgaban de regreso a la casa, preguntó, —¿A qué hora esperas que lleguen tus invitados esta tarde? —Calculo que como a la hora del té, y debes lucir uno de tus nuevos vestidos para recibirlos. —Por supuesto que eso haré— dijo Linka—. Ya tengo noticia de lo elegante y hermosa que es Lady Penélope. —¿Cómo lo has sabido?— preguntó Michael en tono brusco. —Tu Tía Beatrice habló de ella en una de sus cartas. Michael frunció el ceño y comentó, —Puedo i