RYAN. — Quiero darte este placer primero. – hablo antes de llevar mi lengua a su punto sensible y chuparlo suavemente. Joder, esto es el puto cielo, Ryan. La rubia es deliciosa. ¿Quién te dio permiso de hablar? Este es mi momento. Silencio, yo aparezco cuando quiero y definitivamente ahora es buen momento, anda pasa tu lengua por ese maravilloso espacio de su cuerpo. Redel, calla. — ¡Ah! Ryan. – gime la rubita jalando mi cabello para no apartarme de entre sus piernas. Lo que no sabe es que realmente no quiero apartarme, es que ¡Diablos! Esta mujer simplemente me enloquece y eso que esto no es nada todavía. Unos toques más a ese punto sensible y logro que ella llegue a su orgasmo, lo saboreo. Quiero más, necesito más. Redel, vete a pasear. Paséate tú, imbécil. Déjame tomar el cont