— Bueno, creo que es todo por hoy — cerró el libro, soltó el lápiz y se estiró en la silla, elevando los brazos mientras soltaba algún sonido de relajación. Y miró a la chica que estaba enfrente de él. Elena le detalló nuevamente, observando cómo los rayos del sol penetraban por la ventana e iluminaban el rostro de Jessie. Su cabellera rubia brillaba con mayor fuerza, y sus ojos castaños eran recalcados con más viveza cuando el sol pegaba en ellos. — Sí... creo que es todo — dijo casi con tristeza, porque tan sólo habían sido dos horas de su tiempo a solas con Jessie y ya había finalizado. — Me pregunto a dónde habrá ido Alex — pensó en voz alta. Entonces guardó silencio, observando cómo Elena devolvía el libro a su sitio, y esperando a que regresara le comentó: — ¿Quieres ir a algún