Inmediatamente, le recordó la misma sensación de aquella vez.
Vincent se mantenía en la misma posición, apoyado en la reja del edificio, miraba de la misma forma el vacío del suelo, como si estuviera horas parado ahí esperando por la llegada de algo maravilloso.
Aquella sensación de Elena verlo, cruzar miradas con él y saber que la estaba esperando, se había repetido.
— ¿Qué haces? — le preguntó con un tono hosco.
— Espero — contestó él, con la diferencia de que su voz se notaba ronca al momento.
Aunque su curiosidad estaba revoloteando, Elena prefirió no preguntarle a qué esperaba.
Después de tantas malas sensaciones por la cual había pasado con el chico, sabía que aquella vez no sería la excepción.
Pero Vincent prosiguió:
— No puedo creer que haga algo como esto... — susurró co
