Capítulo 40 Le dije que quiero el divorcio. Cuando Mateo arrancó el auto y salió de allí, condujo por la larga carretera debatiéndose si iba a su departamento en la empresa o si iba a ver a Sabrina. Al momento en que por fin tuvo claro que quería ir a ver Sabrina, no lo pensó, simplemente actuó, por lo que un rato después se estacionaba en el garage del edificio donde ella se quedaba. Sacó su teléfono y marcó su número, al segundo timbre pudo escuchar la dulce voz de ella. —Hola. Su voz sonaba feliz de escucharlo. —Hola. Estoy abajo, ¿puedo subir? —Claro que sí, es tu casa. Dijo Sabrina riéndose un poco de él. —Ok, subiré entonces. Cuando llegó al largo pasillo donde estaba su departamento, tocó el timbre ubicado al lado de su puerta. Ella, al escucharlo, corrió a abrirle y nada