Me despierto con el dolor más insoportable de la Historia en todo mi cuerpo. Lo primero que veo son paredes blancas. Un fuerte olor a desinfectante pasa por mi nariz. Miro a mi alrededor y creo que estoy en un hospital. Eso explicaría el olor horrible y por qué estoy usando una bata de hospital.
No puedo creer que sobreviví. Realmente pensé que iba a morir. Me pregunto cómo llegué al hospital.
De pronto escucho voces afuera de mi puerta y detecto que no hay ninguna que reconozca y el hospital no se parece a nuestro hospital de manada. ¿Dónde diablos estoy? El murmullo se detiene y entran dos personas. Uno es un médico y el otro es mi mate.
Esta es la primera buena mirada que recibo de él. No podía verlo por todo lo que estaba pasando. Ahora que puedo discernirlo descubro que, oh, es guapo. Tiene los ojos azules penetrantes más hermosos que he visto en mi vida. Su nariz es recta y sus labios tienen el tamaño perfecto, todos rojos y listos para que los bese. Su mandíbula es recta y afilada, lo que lo hace parecer un dios griego. Tiene el pelo n***o azabache. Está despeinado como si sus manos lo hubieran estado recorriendo mucho hoy.
—Hola, cariño. ¿Cómo te sientes? —pregunta el médico.
—Estoy…—Trato de hablar, pero me duele la garganta.
—¿Quieres un poco de agua? Has estado dormida por un rato, así que te debe doler la garganta—dice el médico, pasándome un vaso de agua.
—Gracias—digo una vez que he terminado de beber el vaso de agua.
—¿Me puedes decir tu nombre?
—Elizabeth Smith—digo con mi voz más baja de lo que buscaba. Creo que mi cuerpo todavía está exhausto por el ataque.
—Está bien, ¿de qué manada eres?
—Dark Moon Pack. ¿Por qué me haces estas preguntas? ¿Dónde estoy? —Pregunto, confundiéndome con lo que está pasando.
—Cariño, estás en el territorio del Rey Alfa. Necesitamos informar a tu Alfa sobre tu paradero.
Siento que mis ojos están a punto de salirse de sus órbitas. ¿Cómo diablos llegué aquí?
—¿Qué acabas de decir? ¿Quién me trajo aquí? —Pregunto, confundida.
—Te traje aquí yo—dice mi compañero, hablando por primera vez. Apenas me mira. Ha estado mirando al frente mientras el doctor me habla.
—Mi mamá debe estar muy preocupada por mí. Necesito volver a mi manada. Mi mamá, Matt y Chloe deben estar volviéndose locos. Tal vez no Matt. Él me engañó. Estará alegre de que me haya ido. Me siento listo para llorar.
—No vas a ninguna parte—dice el médico.
—¿Por qué?
—Porque estás gravemente herida y necesitas todo el descanso que puedas—dice el médico.
—Al menos déjame llamar a mi mamá y decirle que estoy bien.
—Le informaré a tu manada Alfa. Le informará a tu madre—dice mi pareja.
—Gracias. —Suspiro, aliviada.
—Ya que tengo la información que necesito, me iré—dice, y sale de la habitación. No llegué a averiguar su nombre. La forma en que me habla es tan fría. Me pregunto por qué—. Descansa ahora. Si necesita algo, no dudes en presionar ese botón—dice, señalando el botón cerca de la cama.
—Gracias.
—De nada, descansa ahora—dice ella.
***
Después del día que desperté, no he vuelto a ver a mi pareja. Han pasado dos semanas desde que llegué al hospital. Solo he visto al médico y a algunas enfermeras que me atienden. Me lastimé gravemente. Mi Eva está tardando en curar mis heridas.
Me voy del día de hoy y no puedo esperar para finalmente ver algo de color a mi alrededor y escapar de estas paredes blancas. Termino de cambiarme y me pongo los jeans y la camiseta blanca que me trajo la enfermera. Cuando salgo de la habitación hay un hombre esperando por mí. Se ve guapo, pero no tan atractivo como mi pareja. Tiene un aura de autoridad, pero no creo que sea un Alfa.
—Hola, mi nombre es Dante, pero puedes llamarme Dan. Soy la Beta de su Majestad—dice con una suave sonrisa.
—Hola, soy Elizabeth, pero puedes llamarme Liz—le digo, devolviéndole la sonrisa.
Sé que estoy en el territorio del Rey Alfa, pero ¿por qué envía su Beta para llevarme a casa? Tal vez tenga una buena relación con el Alfa de mi manada.
—¿Tienes todo lo que necesitas? —él pregunta.
—Vine sin nada.
—Está bien, vamos a llevarte a casa—dice y camina hacia la puerta. Lo sigo detrás de él. Estoy tan alegre de irme a casa. No puedo esperar para ver a mamá y Chloe. Los extraños terriblemente.
Después de salir del hospital, no vamos a un vehículo como esperaba, sino que recorremos unas pocas cuadras y nos detenemos en una gran mansión. La gente me mira mientras caminamos, y me pregunto por qué. Sé que estaba gravemente herida, pero no creo que mis cicatrices se vean tan mal. Deberían sanar con el tiempo.
El territorio del Rey Alfa es hermoso. Las flores están por todas partes y las casas son mucho más grandes y hermosas que las de casa. Pensé que Dan me llevaría a casa. ¿Por qué me trajo a la casa de alguien?
—Disculpe, ¿qué estamos haciendo aquí? —Pregunto cuando llegamos a la puerta principal de la mansión.
—Te traje a casa, como dije—asegura, mirándome como si tuviera dos cabezas.
—Esta no es mi casa. Pensé que me ibas a llevar de vuelta a mi manada —digo, mirándolo como si él fuera el que tiene dos cabezas.
—¿Por qué habría de hacer eso?
—Entonces, puedo irme a casa.
—Esta es tu nueva casa.
—No quiero un nuevo hogar. Quiero volver a donde he vivido toda mi vida—. ¿Por qué están tratando de mantenerme aquí? Sé que mi mate está aquí, pero debería dejar que yo decida si quiero quedarme o no.
—No tienes otra opción.
—¿Por qué dirías eso?
—Estás emparejada con el Rey Alfa.
—Disculpe, ¿emparejada con quién ahora? —Pregunto, en estado de shock. No creo lo que me está diciendo.
—Eres la mate del Rey Alfa.
—Eso no es posible.
Sé que la noche en que fui atacada supuse que era un Alfa, pero no el Rey Alfa. ¿Cómo puede mi pareja ser el Rey Alfa? Es el lobo más temido y despiadado del mundo conocido. ¿Cómo puede ser mi compañero? ¿Es esto una broma de mal gusto porque quería rechazar a mi pareja? No puedo ser emparejada con el Rey Alfa.
—Creo que sabes que es posible. Simplemente no quieres aceptarlo.
—Por supuesto, no quiero aceptarlo. Es el Rey Alfa, por el amor de Dios. ¿No sabes quién es? —Pregunto y luego recuerdo que él es su Beta—. ¿Qué estoy diciendo? Por supuesto que sabes quién es. Eres su Beta.
—Sé que has escuchado historias sobre lo despiadado que es nuestro Rey Alfa, pero quiero que sepas que nunca te lastimaría.
—Escuché historias de él lastimando a mujeres—. Las historias de su crueldad son aterradoras.
—Todas las mentiras, nuestro Rey Alfa podría ser cruel, pero nunca pondría un dedo sobre una mujer.
—¿Estás segura?
Puedo garantizarlo.
—Está bien—digo, sintiendo que parte de mi ansiedad se reduce.
—Ahora, vamos a llevarte adentro para que puedas descansar. No quiero que el Alfa tenga mi cabeza si te resfrías.
—¿Estás bromeando no? —pregunto, preocupada.
—Por supuesto que es broma— dice, sonriendo.
***
Dan se fue después de darme un recorrido por la mansión del Rey Alfa. Es hermoso como todo en este territorio. Es un hermoso edificio de dos pisos. Es tarde en la noche y estoy esperando que mi pareja vuelva a casa. Todavía no sé el nombre de mi compañero. Fui a una escuela humana, así que no hubo una clase especial de historia de hombres lobo mientras crecía y él parece unos años mayor que yo. Dudo que hubieran hablado de él en la clase de historia si tuviéramos uno.
Estoy sentada en la sala esperándolo. Se siente como una eternidad cuando finalmente regresa. No lo veo al principio, pero huelo su aroma y es encantador. Camino hacia la puerta principal para encontrarme con él.
—Hola—digo sonriendo una vez que lo veo.
—¿Qué estás haciendo despierta? —pregunta con voz fría.
—Te estaba esperando—digo, mi sonrisa se cae cuando me encuentro confundida.
—¿Por qué me esperarías? ¿Necesitas algo?
—No, no necesito nada. Pensé que sería bueno esperar a mi pareja antes de irme a la cama.
—Tu mate—dice con una risa oscura.
—Sí, eres mi mate.
—Sí, lo soy. Pero eso no significa que te vea como mi pareja.
—¿Qué quieres decir?
—Déjame decirte algo. Ser mates no significa nada. No creo en los compañeros, nunca lo haré—dice, dando pasos más cerca, escupiendo cada palabra en mi cara. Sus hermosos ojos azules son oscuros y están llenos de ira. No entiendo por qué me habla así. ¿Me quiere rechazar? Por favor no me rechaces, mi corazón llora. Sé que planeé rechazar a mi pareja, pero después de estar en su presencia, no puedo imaginar mi vida sin él.
—¿Me estás rechazando? —Pregunto, sintiendo mis ojos llenarse de lágrimas.
—No. Pero vas a desear que lo hubiera hecho.