CAPÍTULO DIECIOCHO —Habéis venido al sitio equivocado —dijo un chico al frente del grupo—. Aquí no nos gustan los motoristas. Tenía un cuchillo plegable en la mano que abría y cerraba mientras hablaba. Kevin hubiera pensado que era una costumbre nerviosa, pero era a él a quien la costumbre estaba poniendo nervioso. —No somos motoristas —dijo Kevin—. Solo cogimos prestadas las motos para poder llegar a un sitio. —Por aquí no hay nada más que eso —dijo el chico, señalando a la nave que colgaba sobre Sedona. —En ese caso, qué bien que sea allí donde estamos intentando llegar —dijo Luna. Aparentemente, la amenaza de todas las armas que había allí no la intimidaban, o tal vez lo hacían, y Luna solo estaba reaccionando como siempre reaccionaba Luna cuando alguien la amenazaba. —No hagas qu