Capítulo 15: Conexión Inevitable

1626 Words
Melinda abrió varias veces la boca, pero no le salían las palabras. Todo pareció darle vueltas, jamás consideró que él se sintiera de esa manera. ―T-tú me odias. ―Susurró sin quitarle la mirada de encima. Aspen dirigió sus ojos feroces y fríos hacia ella, esas palabras lo fastidiaron más que nunca, él le había confesado que deseaba tenerla a su lado y ella salió con algo tan estúpido como eso. ¿Cómo no darse cuenta de las cosas? ―Te trato mejor que a nadie, Melinda. ―Endureció el gesto. ―Eres a la única que le permito más de una cosa, ¿Cómo puedes estar segura de que te odio cuando soy realmente bueno contigo? ―Melinda lo miró atónito, ¿Es bueno con ella? ―¡Eres un animal salvaje conmigo, Aspen! ―Sus ojos parecieron salirse de su lugar. ―Literalmente me tratas de la patada, me hablas duro y me tratas con brusquedad, ¿Eso para ti es ser bueno? ―Aspen frunció el ceño y su gesto pareció más imponente. ―Permito que me toques, que me mires a los ojos y cruzo más de diez palabras contigo. ―Para él eso era como estar dándolo todo por ella. ―Solo soy así contigo. ―Melinda quien pensaba que él estaba bromeando, vio la sinceridad en sus ojos. El hombre frente a ella simplemente no sabía diferenciar entre bueno y malo, dulce y amargo, delicado y rústico. Él simplemente es así y cree que está bien. Soltando un suspiro se relajó de tal manera que sus hombros volvieron a su lugar relajados. ―Aspen, eres demasiado rudo. ―Le sonrió con ternura. ―No pides, exiges, no halagas, hieres con tus palabras, no eres sensible, eres como si fueras alérgico a los sentimientos. ―Déjame solo. ―Se ofendió creyendo que ella solo enumeraba sus fallas. ―No. ―Se acercó a él. ―No te estoy reclamando nada. ―Lo miró a los ojos. ―Solo digo que deberías informarte mejor que significa ser bueno y amable. ―No maté a las sirvientas, eso fue amable. ―Melinda río incapaz de mantenerse seria. ―¿Por qué te ríes? ―Endureció el gesto, se sentía patético y burlado. ―Te salvé de esos imbéciles, asesiné a toda una aldea para salvar a Sebastián y Dennis. ―Melinda acariciando con delicadeza su mejilla asintió. Aspen no es un hombre con moral ejemplar, es de moral gris y simplemente su lenguaje del amor va de la mano con la violencia. Él no demuestra amor diciendo cosas hermosas o tratando con amabilidad, es defender y perdonarle la vida a alguien. ―Eres una bestia demasiado de tierna. ―El corazón de Aspen se aceleró por la cercanía de su luna. ―¡Aspen! ―Chilló Melinda mirándolo con incredulidad. ―¿Qué? ―Preguntó él mirándola sin comprender su reacción. ―Quieres sexo, ¿No? ―¡Pero no debías agarrarme el pecho cuando quería besarte en un momento de ternura! ―Aspen la miró confundido. ―Puedes besarme en momento de ternura y dejarme agarrarte el pecho. ―Melinda carcajeó como una loca. ―¡Aspen! ―Jadeó de sorpresa al quedar bajo el poderoso cuerpo de su destinado. ―No deberíamos. ―Susurró sin pizca de diversión, sentir todo el peso de ese hombre la ha dejado con la garganta seca y el cuerpo temblándole por el calor. ―No estás bien, debes descansar. ―Aspen miró esos delgados labios e incapaz de controlarse la besó. Melinda jadeó, es un beso rústico, duro y torpe, ella se esforzó por controlarlo y cuando finalmente lo hizo, la barba dejó de rozarla con fuerza y pudo deleitarse con los labios gruesos del hombre que la devora como si no hubiera comido en toda su vida. ―Besas estupendo. ―Quedó anonada. ―Nunca lo había hecho. ―Dijo él sin darle importancia, estaba más ocupado en desnudar y descubrir aquel cuerpo que lo ha estado llamando a gritos y el mismo al que él se había negado a tener. ―¿No has besado a ninguna mujer? ―Melinda lo obligo a que la mirara. ―No, no me gusta. ―Gruñó él, molesto. ―Solo me las follo de espaldas y ya. ―No estaba siendo consciente de nada, para él nunca había supuesto un problema ser directo. ―Aspen. ―Melinda apretó sus manos para que se detuviera. ―Hazlo más despacio. ―Soltándolo, lo abrazó con delicadeza a lo que Aspen se sintió un poco descuadrado. ―¿Por qué me abrazas? ―Preguntó confundido. ―¿No se supone que te vas a entregar a mí? ―Melinda asintió. ―Sí, pero no puedes tratarme como a las demás. ―Aspen la miró a los ojos. ―Soy tu pareja, Aspen, debes tratarme mejor. ―Lo estoy haciendo, te besé. ―Gruñó por la caricia en su cuello. ¿Por qué se siente de esa manera? ¿Por qué cada contacto con ella supera cualquier expectativa? ¿Cómo es que la besó y le gustó? ¿Por qué desea desnudarla de un tirón y poseerla hasta no poder más? ―Tranquilo. ―Melinda fue paciente con él. ―No hay prisa. ―Susurró embargada por el deseo, Aspen la desnuda con un poco de prisa y algo de brutalidad. ―¡Aspen! ―Melinda abrió la boca y puso los ojos en blanco. Aspen se ha metido entre sus piernas y la está saboreando como un loco. Su lengua recorre cada rincón de su sexo y se introduce en su cavidad. ¿Cómo podía lograr él penetrarla con la lengua? Al saber como lo estaba logrando lo miró asustada, pero él simplemente había convertido su lengua humana en la de lobo. Estaba atónita, no es normal que un hombre lobo controle su transformación por partes, generalmente se convierten todo, pero Aspen al parecer es distinto a los demás. Pronto no pudo seguir pensando en eso, la bestia entre sus piernas la está haciendo ver el cielo y su lengua dentro en lo profundo de su cavidad es demasiado delicioso para ella. ―Aaarrggg. ―Gruñó Aspen por el chorro pegando a su cara, él quedó sorprendido, era primera vez que hacía eso con una mujer y no sabía que podían mojarlo tanto, su instinto lo llevó a querer probar ese elixir y en cuanto una gota cayó en su boca no hubo poder sobre la tierra que pudiera quitarlo de la fuente. ―Aspen… p-por favor. ―Suplicó Melinda sintiéndose desmayar por tanto placer. ―Cielo… ―Aspen finalmente se quitó de su coño y la miró a los ojos. ―Dilo de nuevo. ―Exigió como siempre. ―Cielo. ―Susurró Melinda considerando fuertemente huir de él. Si con solo su boca la ha dejado al borde del desmayo, ¿Cómo será cuando la tome de verdad? ―¡Dioses! ―Chilló con dolor, su respuesta se respondió tras esa punzada intensa de dolor en su coño. ―No, solo soy un lobo. ―Aspen no detuvo sus movimientos, él ni siquiera podría hacerlo de quererlo. Su autocontrol se esfumó de su cuerpo en cuanto besó sus labios. Cada penetración lo llevaba al mejor de los cielos, sentir la estrechez de su ahora mujer lo tiene en un estado de éxtasis. Ese calor que lo cubre cuando están en lo más profundo de su ser le sabe a gloria y ni expresar como se siente al salir y entrar con más fuerza. Estaba siendo brutal, Melinda apenas podía soltar gemidos, ya que las palabras parecían perderse al estar llena de Aspen. No sabe exactamente lo que pasa, pero la delicia que siente es única, jamás había experimentado algo como eso y ahora no sabe cómo controlarse. ―Aspen. ―Chilló enloquecida al chocar con la pared, él parece ser un poderoso diablo que no se queda en una sola posición, la lleva por toda la habitación sin importar cuanto destrocen. ―Aaarrrggg. ―Gimió Aspen al sentirse empapado nuevamente. ―Dame más de eso, quiero más. ―Alzándola la sentó sobre su cara y la hundió entre sus piernas para beber de ese elixir al que se había vuelto adicto con solo probarlo una vez. ―¡Aaahhh, Aspen! ―Melinda despertó nuevamente y se aferró al pelo de su lobo infernal. ―¡Por los Dioses! ―Se estremeció con fuerza por el nuevo orgasmo que estaba experimentando. Aspen, al escucharla gemir y chillar de esa manera, la bajó y la colocó sobre la cómoda, la abrió por completo de piernas y se hundió en ella con fuerza. Sus movimientos contundentes y rítmicos llevaban a Melinda a un infierno lleno de placer. ―No lo puedo controlar. ―Aspen la miró a los ojos. ―Diablo quiere el control. ―Aspen…. N-no… ―Melinda trató de centrarlo, pero fue imposible, Aspen la puso de espaldas y arremetió contra ella mientras se convertía y el lobo tomaba el control. Ella miró por el espejo los ojos rojos y feroces del gigantesco lobo n***o y al ver esos colmillos enormes mostrarse sintió pánico, pero el repentino dolor por la mordida en el arco del cuello y hombro la estremeció de tal manera que imploró por piedad. Se la folla sin control en su forma lycan y la muerde sin piedad, ¿Como sobrevivirá a eso? Había sido marcada antes, Seiko la marcó y fue doloroso, pero lo que estaba experimentando con Aspen era algo fuera de lo normal. Su sangre pareció hervir en sus venas, su corazón se alteró y su alma en sí se removió con ferocidad en su interior hasta caer en una profunda calma.
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