Graciela estaba atacada, no podía creer lo que decía la carta, inmediatamente se levantó, pero las piernas le temblaban y se dejó caer en la silla mientras se llevaba las manos a la cabeza. —Es un viejo desgraciado, de nada me sirvió todos los años que le dedique, cumpliendo sus caprichos, soportando sus achaques; es que hasta me encargué de su hijo. Gabriel la miró extrañado y no pudo evitar decirle: —¡Madre! Hablas como si yo no fuera tu hijo, como si fue una carga para ti cuidarme. Graciela enseguida lo miró con los ojos muy abiertos, con una mirada llena de angustia porque se sintió descubierta ya que Gabriel, no sabía que su verdadera madre había muerto cuando apenas él estaba muy pequeño, por esa razón no la recordaba. Ella manipuló a Hugo para que no le dijeran la verdad a