Pov. Anna Ludmila había perdido la cabeza, ella no podía hacer esto, no podía hablar de él de esta forma. Es que si mi hermana pensara, lo habría matado. — No me gusta nada —tenía que saber qué pensaría —, hay que sacarlo del mapa. Y ahí estaba, lo amaba, se enamoró. Joder. — ¿Qué?¡No! —grito horrorizada —. Como le toques un pelo. Lo mataría, ella lo sabía. — ¿Qué? —miro mis uñas tranquila. — Anna… — Creo que hay que matarlo, puedo hacerlo yo si para ti es mucho. Era mucho e imposible, la había enamorado y yo tenía un lugar para su pene en mi habitación. — Como lo toques —sonreí con malicia. — Oh, ¿Qué vas a hacer? ¿Golpearme? Ludmila siempre era así, lo que dejaba en claro que no estaba pensando en toda la situación. Como parte de nuestro entrenamiento nos dan