Pov. Jacob Me hacía perder la paciencia, su presencia me jodia la psiquis y no sabía como manejarlo, porque ella me estaba dejando en un lugar complicado. — Vamos, cálmate —Lorenzo me hablo. — No puedo, actúe raro —suspire —, creo que lo arruine. — Es nuevo —lo observé —¿Por qué no vas con el psicólogo? —pase la mano por mi rostro —, seguro te dije como actuar. — ¿Qué se supone que haga? —lo observé —, claramente quiere contacto, yo no —toco mi hombro. — Escucha una cosa, deja que fluya, si te dan ganas de besarla, hazlo —hice una mueca —¸si lo haces mal, ¿Cuál es el problema? —puse los ojos en blanco —no todos pueden ser buenos. — Se besar —relamió sus labios. — ¿Seguro? — Imbécil. — Solo lo justo y necesario. La puerta se abrió mostrando al psicólogo y Lorenz