Estaba parada frente al espejo, viviendo una verdadera crisis nerviosa… o quizás existencial. Iba a conocer a la familia de mi falso novio, mi propio jefe, con quien había tenido sexo ya dos veces y que no podía sacarme de la cabeza. ¿Cómo podría lidiar con todo eso? Ni siquiera Estela estaba para apoyarme y darme fuerzas, el maldito de su novio se la había llevado a un viaje sorpresa y había arruinado mi noche, porque sola no me sentía con las fuerzas de tomar el vestido y estar lista para ir con el señor Norton a ver a su familia. Me importaba medio comino si no les gustaba, es más, siempre me dio lo mismo la opinión de los riquillos, pero sí me preocupaba que me descubrieran en mi farsa de ser su novia y él… perdiera su puesto en la empresa. ¿Pero por qué me preocupaba? Rodé los