Capítulo 55 ¡Que ilusa! Hice caso a sus palabras y giré mi mirada en la dirección indicada, efectivamente, era ella, saliendo del lugar a grandes zancadas que con esos tacones tan altos la hacían parecer que brincaba como un conejo siendo perseguido a través de las puertas, no perdí el tiempo y salí de ese lugar lo más rápido que pude. Pero, con mi mala suerte, cuando llegué a la entrada, ya no había ningún Porsche rojo afuera, solo una de las Suburban blindadas para escolta y uno de los choferes asignados a la familia Gruber. supongo que allí dentro, aún se encuentra la pequeña revoltosa de Rómulo y Rodrigo, ¡je! Ellos allá con un super drama por la personalidad de su niña, y ella aquí aun sin irse. Dejé de pensar en esos asuntos familiares engorrosos de los Gruber y me enfoqué en l