Capítulo 64
¿Ahora debo llamarlo el secuestrador Quintana?
El no dejaba de mirarme intensamente con un dejo de condescendencia, tampoco me permitía dar un paso hacia el ascensor porque, literalmente estaba frente a mí, intenté girar para rodearlo y fue inútil.
¿Qué querrá ahora?
“¡sí, ya he notado que a la señorita Gruber en su casa no le han enseñado la cortesía mínima que las personas comunes deberían mostrar en espacios públicos, o simplemente le gusta ir por la vida atropellando a las personas!
Tendré que hablar de este tema seriamente con Rómulo, o nos enfrentaremos pronto a un sin fin de demandas laborales o ausencia de personal masiva, no me extrañará el día que en el piso de presidencia estén todos de reposo médico, por haber sido golpeados por su jefa de seguridad cibernética
