El amigo de mi hermano, mi amante ideal.

Mi primera vez

Capítulo 4

Mi primera vez

Pero, eso era lo único que me hacía pensar en sexo, nunca me dio curiosidad el tamaño de un m*****o masculino y mucho menos me preocupé por saber cómo responder a cualquier avance de otra persona, a fin de cuentas, solo hace un año tuve un intento de novio y antes de nuestra primera cita ya lo había descubierto con otra ¿Quién demonios vuelve a pensar en hombres habiendo tenido semejante experiencia?

Justo ahora me puedo dar cuenta de que tenía que haber prestado más atención a esas películas, quizá me hubieran ayudado a relajarme en este momento, ya qué, lo que me llena de temor es que, esto, que tengo en la mano subiendo y bajando no es para nada pequeño…

Esta vez no logré suprimir mis emociones y sentí como mi rostro se calentaba a medida que mi mano subía y bajaba, no fue necesario bajar la vista ya que no podía retirar mi mirada de sus acciones con nuestras manos, el adonis de ojos verdes, tenía una mano en su m*****o regulando la fuerza de mis movimientos y la otra en mi punto sensible, no sé cómo lo hacía, pero controlaba todo sin retirar su mirada de mi rostro.

De pronto, cuando comenzaba a sentir que su mirada intensa me calentaba mucho más, lo escuche preguntarme “¿Está todo bien?”, la verdad, en este preciso instante me moría por gritarle que si seguía así moriría de los nervios, pero continuaba sin poder decirle ni una sola palabra, temía decir algo que estropeara este momento terminando por aburrirlo.

Por alguna razón, no quería hablar de mis nervios con este demonio experimentado, tampoco necesitaba decirle que esta sería mi primera vez ‘especialmente porque no me lo va a creer’ así que, ante su preocupación, solo pude asentir con la cabeza en un intento desesperado por relajarme y continuar dejándome llevar por sus besos y caricias.

Justo después de colocar el preservativo, el enorme y musculoso hombre me tomó por la cintura en un intento por girar mi cuerpo para que quedara de espaldas a él, y aunque no tenía ni idea de lo que pretendía hacer, con un movimiento de mi cabeza me negué, por un instante pude ver el fastidio en su rostro, pero solo duró un momento, se inclinó sobre mí , abriendo mis piernas con las suyas, sin dejar de masajear mi parte húmeda con sus dedos, volvió a sonreír de lado con malicia mirándome fija e intensamente, colocó la punta de su herramienta en mi entrada y preguntó “¿quieres verme mientras te lo hago?” Aunque su pregunta me pareció retorcida asentí con la cabeza, ya que comenzaba a desesperarme un poco…

Comenzó a besarme con pasión y deseo los labios, el cuello y la clavícula a la vez que iniciaron sus embestidas, una suave y a la segunda de repente...

¡AUCH!,

¡Maldición!

¡Que dolor tan grande!

¡En ese momento sentí como si me estuvieran partiendo por la mitad desde abajo, no pude evitar gritar y maldecir!

El me miró sin comprender, ya no había excitación en su mirada, era más bien… asombro… sacó rápidamente su m*****o de mí interior, intentando alejarse, pero no tanto, mientras yo me retorcía del dolor…

Lo vi respirar profundo un par de veces, su rostro volvió a cambiar, ya no había asombro, solo un poco de incredulidad, estaba muy serio y seguramente estaba buscando las palabras adecuadas para mandarme al carajo…

mi dolor estaba pasando cuando lo volví a mirar, su mirada se volvió un poco solemne cuando se encontró con la mía, negó con la cabeza, finalmente suspiró y me preguntó “¿Qué te pasó muñeca? ¿Por qué ahora estas adolorida si hace un rato dijiste que estabas bien?” de pronto pareció entender algo, frunció el ceño y sin dejar de mirarme ni esperar mi respuesta volvió a preguntar, ahora con un poco de emoción en su voz “¡¿es tu primera vez?!” No sé si estaba molesto o nervioso mientras me hablaba, pero si lo vi alterado, ¡muy alterado!

Respiré profundamente porque me dio muchísima vergüenza escuchar su pregunta en ese tono, quería salir corriendo de aquí, sabía que me dolería, pero primero, no imaginé que dolería tanto y segundo, pensé que el solo notaría que todavía era virgen hasta que viera la sangre ¿no es así en las películas?, no pensé en esto antes ¡pero ya está hecho!, ya estamos en este lugar, sin ropa y muy calientes, ¿Qué voy a hacer? No puedo simplemente salir corriendo por más que me parezca una buena idea.

Así que volví a respirar profundo para ocultar mis emociones, me armé de valor, levanté mi cabeza mirándolo fijamente a sus ojos verdes y, por primera vez desde que lo conocí estaba dispuesta a responder una de sus preguntas, así que, sin titubear le respondí, “¡Pues sí, hasta que entraste bruscamente dentro de mi hace un momento era virgen! ¿No es evidente?... así que procura hacérmelo bien a partir de ahora”

Después de prácticamente escupir esas palabras, le regalé una amplia sonrisa para intentar seguir escondiendo mis nervios, el morenazo volvió a sonreír de lado y soltando un suspiro dijo “eso explica muchas, pero muchas cosas”, en ese momento el pareció recobrar su confianza, y volvió a hablar “lo siento muñeca, de verdad las señales estaban allí, pero soy muy tonto, no lograba entender porque estabas tan nerviosa y me esforcé por hacerte humedecer mucho porque te sentía muy cerrada, finalmente te lastimé, pero no fue mi intención”.

Su expresión fue sincera cuando dijo esas palabras, por eso me pareció que se estaba resignando a que todo terminaría aquí, Pero … ¡es imposible que lo deje ir sin que termine lo que inició, esto aún no se ha terminado!, con esto en mente, me apresuré a agarrar su cuello y acercándome a su rostro dejando mi pecho expuesto totalmente frente a él, lo abracé perdiendo todo el pudor, los nervios y la vergüenza, hablé

“No te lo dije porque de verdad lo quiero hacer contigo y temía que si sabías que serías el primero me rechazarías…” este es el momento para usar todas mis tácticas que no conozco de seducción, lo único que se me ocurrió fue hacer un vergonzoso puchero, esa es la técnica infalible con mi papá y mi hermano, espero que con el también funcione, pero, al saber qué era una artimaña, me obligué a mirar al piso para continuar hablando “creo que este es un buen momento, y ya estamos en este lugar ¿Lo vamos a desperdiciar?”