Capítulo 7
Debo deshacerme del Adonis
Ya nos encontrábamos de pie en la entrada de la oficina donde hace un par de horas todo comenzó a salirse de control, pero en este momento nos hallábamos despidiéndonos de manera simple para tomar cada quien su camino separado, cuando él abrió la puerta y estábamos a punto de salir de ese lugar, decidí hacer una rápida revisión visual para verificar que no quedara ningún rastro de lo ocurrido hace un rato y mucho menos algún artículo mío, pero al mirar el sillón, sentí que quería morir, ¡había quedado la mancha de sangre justo en el sitio donde yo estaba recostada!
Respiré hondo al imaginarme el tamaño del escándalo que armará el señor Rómulo Gruber, mejor conocido como mi papá y el verdadero dueño de este despacho mañana, al ver la horrible mancha rojiza en su amado diván, pensando en esa escena, con una mirada traviesa le dije al desconocido invasor de oficinas “¡qué lindo y cómodo despacho! Debe ser muy agradable trabajar en este lugar con esa vista tan esplendida, pero, creo que arruiné tu lindo sillón” él sonrió y negó con la cabeza “¡Dios y tú son testigos de que me esforcé por retirar la mancha, pero, al fin y al cabo, es sangre, necesita ser tratada de una forma especial, mañana lo hago limpiar y si no se puede salvar, siempre se puede comprar otro igual, no te preocupes por eso!” exclamó con su mirada gatuna clavada en mi... “Pero, aunque se pueda solucionar de forma práctica, me hace sentir mejor que solo tú y yo sabemos lo que ocurrió aquí”, me regaló una mirada traviesa mientras me ayudaba a salir del despacho y cerraba la puerta detrás de nosotros usando descaradamente el código especial de veinte dígitos de mi padre, aunque ahora tengo muchísima más curiosidad, no estoy en posición de hacer preguntas, por lo que solo puedo caminar con él hacia el frente para volver a la fiesta.
Ya estando en el corredor, era de suponer que aunque ambos tomaríamos el mismo ascensor, cada quien puede caminar de manera independiente, no es necesario que estemos tomados de manos, desde luego, a partir de este momento seremos un par de líneas paralelas que no se crucen jamás, por lo que sería mucho mejor minimizar nuestras interacciones, pero no, el moreno de ojos verdes me tomó de la mano de forma dominante y sin importarle las dagas que le estaba lanzando en este momento con mi mirada, caminó a paso firme en dirección al ascensor, a estas alturas me da la impresión de que no tiene la más mínima intención de separarse de mí hasta llegar al salón donde se debe estar celebrando la fiesta en este instante.
Respiré profundo y, muy contra mi voluntad, decidí hacer algo para deshacerme del Adonis, aunque me guste de manera peligrosa y realmente no me moleste que quiera aparecer conmigo en la celebración, esta dominancia para mi representa un enorme problema, creo que, si mi papá que es extremadamente celoso, o mi hermano que todavía cree que tengo diez años, me ven llegar con un hombre desconocido después de haberme perdido durante casi toda la celebración, además de, sin lugar a dudas investigar este asunto hasta llegar al fondo de lo ocurrido, me harán volver a la mansión con ellos en calidad de prisionera y eso para mí sería terrible, pero no me atrevo a imaginar que podría hacerle mi hermano Rodrigo a este hombre con solo imaginarse que estuvimos todo este rato encerrados a solas en esa oficina… “amigo desconocido, ¿en estos pasillos hay sanitarios para mujeres? En este momento sinceramente necesito uno con urgencia, ese sanitario de tu oficina solo estaba equipado con artículos masculinos y sería muy vergonzoso para mí, después de tanto tiempo de estar ausente de la recepción saludar a las personas en la fiesta apestando a hombre” él, sin soltar mi mano, asintió y me llevó caminando con calma al sanitario de mujeres del piso 20, al ver que se quedaba de pie en la puerta cómo un vigilante, le dije “creo que dejé mi teléfono celular en tu oficina, ¿me puedes ayudar a buscarlo mientras me arreglo?” nuevamente, sin cuestionar mis palabras, asintió, me estampó un beso en el dorso de la mano y se dio la vuelta para regresar a la oficina, solo para percatarse de que, enviarlo por mi celular, era solo una excusa para deshacerme de él.
Entré al sanitario, me rocíe un poco de mi perfume Channel nro 5 que traía en la diminuta cartera donde también se encuentra el modelo más pequeño de mi celular en modo avión desde el momento en el que coloqué un pie en la torre Gruber.
Mientras me auto maldecía por deshacerme del Adonis de esta manera, esperé un minuto completo a que el hombre se alejara totalmente y aproveché para bajar corriendo por las escaleras hasta el piso 19, subí al ascensor de servicio porque fue el que llegó más rápido y regresé al gran salón donde contra todo pronóstico se continuaba celebrando una elegante recepción.
Al regresar a la fiesta, pude notar qué, aunque la celebración continuara, mi papá y mi hermano estaban realmente preocupados por mí, ya qué habían enviado prácticamente a todos los escoltas y toda la seguridad de la fiesta, del edificio y hasta de las residencias a buscarme por toda la empresa, me sentí un poco culpable cuando el guardia de seguridad que se encontraba fuera del ascensor al verme, me detuvo inmediatamente, me miró con escrutinio y rápidamente comparó mi rostro con una foto mía que tenía en su celular, para colmo sin importarle en lo más mínimo mi presencia, avisó por radio “Alfa Omega, Alfa Omega, ascensor informa que el objetivo fue encontrado y se encuentra en esta zona, espero sus rápidas instrucciones”
Al escuchar esas palabras, me llené de indignación ¡¿pero qué demonios?! ¡¿me pierdo un par de horas y me convierto en un insignificante objetivo?!, Justo cuando estaba a punto de perder mi preciado autocontrol, el joven oficial de seguridad pareció recibir instrucciones y con expresión amable en su rostro me dijo, “lamento enormemente haberla hecho esperar señorita Gruber, esperó que entienda que hace un instante, solo cumplía con mi deber, ya que hemos buscado tanto que me daba miedo equivocarme, ¿me permite acompañarla a su mesa donde la esperan sus queridos familiares?”
Ante esta sincera disculpa, toda mi rabia de hace apenas un segundo se esfumó como por arte de magia, asentí sin decirle más, si él quiere acompañarme, pues que lo haga, supongo que papá lo envía a hacer esto para evitar que vuelva a huir, ante estos pensamientos no pude evitar reírme de mi misma y de lo poco confiable que soy ante la mirada de mi padre.