Tercera Parte 1

1417 Words
Amanecía una vez más y Julián era una vez más victima de las vejaciones de Román. - Eres en serio patético Julián – le decía Román mientras este se vestía. - ¿Por qué? – le pregunto el moreno hombre desde su cama con la vista clavada a las sabanas. - Y todavía lo preguntas estúpido – dijo sarcásticamente – ayer con tus aires de ofendido te vas pendejo y me dejas ahí a medio camino. - No es verdad tú te adelantaste – le contesto mientras apretaba las sabanas con sus manos. - Y solo por eso te vas ¿no? estúpido. - Solo quisiera saber porque me tienes que insultar a cada rato. - Porque si no entiendes estúpido, tienes tan poco cerebro que en serio no eres capaz de captar nada, en vez de cerebro tienes mierda en la cabeza yo creo – se soltó a reír mientras Julián contenía las lagrimas que gritaban porque les permitiese escapar de sus tristes ojos – en serio eres patético y sabes que nos vemos después tengo que ir a la casa a cambiarme de ropa y – dijo sentenciosamente – cuidadito y no vayas a la escuela ¿me has entendido? No me vayas a salir con las chingaderas de que estas deprimido pendejo ¿oíste?. - Si – respondió secamente sintiendo un nudo enorme en la garganta. Román salió dejando a Julián abatido en el alma, las lagrimas las seguía conteniendo, quería ser fuerte, deseaba ser fuerte anhelaba que sus palabras ya no lo siguieran hiriendo de esa forma. Pasaron quizás dos minutos cuando el timbre de su puerta le hizo levantarse, seguro sería Román que habría olvidado algo, cada paso era verdaderamente cansino, se sentía al borde de la desesperación. Al abrir la puerta las lagrimas que contenía terminaron por desbordarse como un río sin control y se abrazo fuertemente a aquel que era su única fortaleza. - Julián – musito su hermano - ¿Qué sucede chiquito? – y las palabras dulces de Iván terminaron por derrumbar al fuerte chico que ahora se sentía más indefenso que un gorrioncillo. Para Iván las lagrimas de su hermano eran invaluables y estaba seguro que la persona que lo había hecho llorar así sería el tipo rubio con mirada de engreído que había visto salir. -------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------- Esa mañana para Karla fue la más aprensiva de su vida pues Laura no fue a su asesoría, se sentía desolada por su comportamiento para con su joven alumna, estaba tan angustiada que ni siquiera desayuno, solo miraba el reloj una y otra vez, una y otra vez, pareciera un juego cruel de las manecillas del reloj que se negaba seguir marcando el tiempo, aún con todo y su pensamiento de esa noche, aún con ella deseaba verla por lo menos, poder contemplar su belleza tan solo eso. Mientras tanto para Laura era casi igual pues había tenido que acompañar a su mamá al súper ya que ni Alejandro ni Román venían aun. Fue una mañana aprensiva para ambas sin embargo el tiempo sigue su curso y fue entonces que llego la hora de las clases. Llegue a la escuela sola porque Dennis se fue antes de que pasara por ella, seguro aún estaría molesta por la discusión de ayer, contemple la explanada llena de alumnos que iba de aquí para allá cada uno metido en su mundo o compartiéndolo con alguien más, a lo lejos vi al tío recargado de espaldas contra un árbol besándose con su novia. Seguí caminando hacia el salón la verdad de las cosas era que necesitaba ver a Karla perderme una vez más en la profundidad de su mirada. Al llegar al salón otra vez me toco en una orilla, me preguntaba si me miraría como en aquella ocasión, me senté de lleno y miré a través del ventanal, recapitule ese beso intenso que me dio y sentí ruborizarme al tiempo que mi cuerpo tembló. Los alumnos entraron uno seguido de otro y eso solo podía significar que Karla venía y el corazón, el corazón empezó a latirme con mucha fuerza tanta que juro que era capaz de escuchar mi propio latido. Karla entro vestía un hermoso conjunto de 3 piezas, pantalón de vestir, chaleco y saco en color Arena su blusa blanca de mangas largas se hizo notoria al quitarse el saco y dejarlo sobre la silla de su escritorio, no miro en derredor como siempre lo hacía se dedico a pasar lista sin mirar a nadie y toda la clase nos las dio de espaldas mientras escribía y dibujaba sobre el pizarrón del salón. Si hacía preguntas las hacia dirigidas es decir a través del nombre de la persona, y de todos los que menciono ni una sola vez se dirigió a mí. Empecé a temer a temer mucho, porque no quería perderla y me odie con fuerzas por mi cobardía, ahora no sabía que tenía que hacer para poder mirarla de nueva cuenta a los ojos. La clase se fue en un momento se había acabado tan rápido fueron las 2 horas más cortas de mi vida, ella tomo sus cosas y salió del salón sin embargo se olvido de su saco que quedo sobre el asiento de la silla, parecía que nadie se dio cuenta de ello así que me levante aprovechando que todos hicieron lo mismo me deslice rápidamente hasta el escritorio y tome el saco entre mis manos y salí de ahí antes de que nadie dijera nada. Me asome al barandal y vi que se dirigía a los laboratorios, recordaba que esa hora ella la tenía libre y era mi clase de literatura la que seguía así que no habría problema con mi maestra Adriana, baje casi volando las escaleras, cuando llegue a la planta baja le miré entrar en el Laboratorio de Química, sentía que el cuerpo completo me temblaba por entero y con paso rápido me dirigí hasta allá me lleve su saco al pecho y pude percibir ese delicioso perfume que ella parecía manar con naturalidad de su cuerpo. Eso había sido todo di la clase a Laura y no fue fácil obligarme a no mirarla pero lo pude lograr, sin embargo deseaba tanto, en verdad quería tanto que ella… - me detuve de mis pensamientos al ser consciente de que abrían la puerta del laboratorio. - ¿Quién? – pregunte al tiempo que me quede azorada al ver a Laura entrar y cerrar la puerta recargándose en ella me miro por un momento y sus mejillas se pintaron en un rojo profundo estiro su mano hacia mí con el saco en ella. - Se te ah olvidado en el salón – me dijo tímidamente. - Laura – susurré mientras me levantaba sabía que tenía que ser fuerte agradecerle y pedirle que se retirara a sus clases. - “Era mi oportunidad” – pensé al tiempo que la veía acercarse a mi – cuando la tuve de frente le eche los brazos al cuello dejando caer su saco al piso y le bese desesperadamente y tan torpe pero en verdad tratando de demostrarle todo el amor que sentía por ella me aferre a su boca y de su cuerpo al principio no me correspondió pero no me importo porque si ese iba a ser mi último beso entonces no dejaría de besarla hasta que ella me hiciera a un lado. - “Laura… que…” – la ceñí de la cintura en verdad en verdad deseaba tanto ese beso, tanto, le empecé a marcar un nuevo ritmo en el beso, más lento más intenso y la sentí vibrar entre mis brazos y supe entonces que me amaba como yo a ella, nos separábamos lo mínimo tan solo para respirar, acaricie sus labios con los míos, probé cada rincón de su boca tan lentamente que en verdad era una caricia placentera que más sabia a suplicio. - Por favor – susurro entre el beso – hummm, Kar…la… - se separo suavemente de mis labios y descanso su rostro contra mi pecho – dime que aún está en pie tu propuesta. - Laura… - susurre entre su rubia melena. - Nadie más lo sabrá - dijo mientras me abrazaba con fuerza – será un secreto solo entre nosotras dos que tu y yo somos… novias. – dijo con tanta seguridad que sentí el lento resbalar de mis lagrimas al tiempo que le abrazaba con fuerza. - Sí – le respondí – nadie más lo sabrá.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD