Eres mi perdición

Finales de abril New York Christopher Hoy es un día atípico, porque mi padre anda bastante estresado sabiendo que mi hermana mayor, Emma competirá pronto en las olimpiadas ecuestres en Paris, además de sumado a eso, está la noticia de volver a ver a mi hermano Lanci después de tanto tiempo con su familia, por eso yo he tenido que pagar los platos rotos haciéndome cargo de la empresa de mi familia, Transcontinental, debido a que mis padres esperan convencer a mi hermano de quedarse a vivir en New York, porque ahora puede abandonar la hacienda de mi abuela Martha sin peligro. En fin, hoy debo escaparme temprano de la oficina, porque me voy a reunir con los chicos que organizan una fiesta en la casa de Lindsay, la novia de Scott Jefferson, mi mejor amigo y es la ocasión perfecta para ir de cacería, además que estar encadenado en este escritorio no tiene ningún beneficio, porque mi padre me advirtió que tenga cuidado con andarme involucrando con alguna pasante aquí en la empresa, incluso mi madre me lo reiteró, claro que me divierto coqueteando con todas las empleadas, pero de allí no pasa nada por la fama que tengo de mujeriego, además que nadie quiere tener problemas con mi madre, pero por el momento debo revisar una pila de carpetas con todos los informes de los cargamentos de los buques, y muy a mi pesar comienzo mi labor. Un rato después Esto no es para mí, porque llevo encerrado horas revisando estos benditos informes hasta que escucho la voz de Ana Miller, la directora de logística ingresando a mi oficina. –Hola Ana has llegado en el mejor momento, ¿Puedes terminar de revisar los informes y enviar el reporte a la sede de Barcelona? Me harías un gran favor. –Hola Christopher lo siento, pero Karina me prohibió que te ayude en tu trabajo, a lo mucho puedo guiarte. –Vamos Ana, te invito a cenar a donde tú quieras, pero ayúdame. –¡Christopher! Soy una mujer casada, además podría ser tú madre, así que olvídate de la invitación, además conmigo no sirven esas técnicas, te conozco desde que usabas pañales, mejor apúrate con el reporte. –Ana ¿Cuándo te volviste tan aburrida? ¿Dónde quedo la chica que me ayudaba? –Desapareció y se convirtió en una mujer responsable para no perder el trabajo, además ahora tengo otra posición en la empresa de tus padres, así que no puedo ayudarte, porque ellos confían en mí. –Ana está bien, pero tú te pierdes de pasar un buen rato conmigo. –Christopher deja de coquetear conmigo, y con todas las chicas, antes que tu madre se entere que andas haciendo de las tuyas. –Hola Ana por fin te encuentro, necesito que te ocupes de organizar el cargamento de John Wilson, recuerda que es un cliente bastante exigente– nos interrumpe mi madre ingresando en mi oficina. –Hola mamá aprovechando que te veo quiero pedirte un favor, ¿Puedo salir temprano? –le pido. –Karina en este instante reviso el tema del cargamento de John Wilson, además conozco lo exigente que es él y no te preocupes que hoy soluciono todo, permiso, nos vemos Christopher y recuerda lo que te dije– dice Ana mientras se retira. –¡Perfecto Ana…! Hijo ¿Terminaste el reporte? Lo necesito en una hora a más tardar y después te puedes marchar– me explica mi madre. –¡Mamá! Todavía tengo para tres días de trabajo, nunca terminaré en una hora, además tengo un compromiso con mis amigos. –¡Christopher! Creo que hemos hablado de ser responsable con todo lo que te encomiendo, además seguro te vas de fiesta con tus amigos, ¿Verdad? –¡Mamá! Por favor déjame ir, te juro que si es posible paso el fin de semana trabajando, ¿Qué dices? –Christopher aquí eres un empleado más, no mi hijo, por favor debes ser responsable alguna vez en tu vida, termina el informe y lo quiero en una hora en mi escritorio– me dice mi madre molesta mientras se retira. Horas más tarde, en la noche Contra todo pronóstico me las ingenié para terminar el bendito reporte, y ahora estoy terminándome de duchar apurándome para irme a la fiesta, así en minutos estoy listo saliendo de la habitación bajando la escalera a toda prisa hasta llegar a la cochera donde está mi auto, enseguida abro la puerta, me siento y coloco la llave queriéndolo arrancar, pero parece que hoy todo me sale mal, el maldito auto no enciende, me quedo un minuto viendo como hago para ir a la fiesta, hasta que miro la motocicleta de mi hermano Lanci,  de inmediato busco las llaves donde deberían estar colgadas hasta que las encuentro y camino para montarme en la motocicleta, pero cuando estoy encendiéndola escucho la voz de mi hermana Kari que me sorprende. –Christopher no deberías usar la motocicleta de Lanci, porque mi papá nos prohibió tocar sus cosas, sabes cómo se puso desde que él se marchó y se pondrá furioso si sabe que te la llevaste, ¿Por qué no usas mi auto? –¡Kari estás loca!, ¿Cómo voy a andar en ese auto de niñas? Me voy en la motocicleta y no digas nada, porque si no le digo a mi papá de tu noviecito. –¡Christopher! ¿Qué clase de hermano eres? No me amenaces, deberías ayudarme. –Kari te he ayudado porque no les he dicho quién es tú novio, además quiero ver la cara de ya sabes quién cuando se entere de tu relación, estoy seguro que se caerá para atrás, es que a ti solo se te ocurre meterte con ese chico. –Mejor márchate Christopher antes que te mate por ser un imbécil– me afirma furiosa. –Nos vemos Kari, no digas nada– le digo colocándome el casco mientras enciendo la motocicleta. Unos minutos después Estoy entrando en la casa de la novia de Scott viendo que el ambiente es el mejor para pasar una noche divertida, las chicas bailando, todas alegres mientras me van saludando, claro que mantengo las distancias, porque las conozco bastante bien, incluso con unas cuantas hemos pasado un buen rato, en fin, sigo mi camino hasta que me encuentro con mi amigo.    –Christopher pensé que no venías, llegas tarde, ¿Qué te sucedió? –me dice mientras sostiene un vaso de cerveza en su mano. –Scott tuve que hacer malabares para estar aquí, ¿Quién es esa chica que bebé de esa forma? No la había visto por aquí– pregunto mientras veo una mujer de unos 20 años, cabello castaño, con rasgos asiáticos, de 1.65 cm de altura. –Es una amiga de Lindsay de la facultad de derecho, pero mejor olvídate de ella, es demasiado paquete para ti, incluso ninguno de los chicos pudo conquistarla, además es bastante problemática. –Scott parece que no me conocieras, para mí no hay mujer que se me resista, ¿Quieres que te recuerde los nombres de algunas? –Christopher conozco tus conquistas mejor que nadie, aunque aun no entiendo que haces para llevarlas a la cama, pero Jenna es diferente, no lo lograrás, te lo aseguro. –Amigo ¿Apostemos 100 dólares a que hoy me acuesto con ella? –Si quieres perder tu dinero yo no lo voy a impedir. Enseguida estoy en la cocina mientras siguen con los juegos mis amigos, hasta que hago mi movimiento para dar a conocer mi presencia. –Hola chicos ¿Puedo participar? Les aseguro que les gano. –Creo que te equivocas…Yo aquí he derrotado a todos, solo que quieras humillarte delante de los chicos, tú decides……– me afirma Jenna con una mirada coqueta. –Soy Christopher, Christopher Mckeson y te aseguro que gano cualquier reto que elijas– le afirmo desafiante. –Christopher creo que tienes muy elevado tu ego, no eres suficiente rival para mí y te voy a dar una oportunidad de salir con dignidad de esta situación que te metiste sin proponértelo– me asegura con una gran sonrisa en sus labios. –Juguemos para ver quién es el mejor, ¿Te parece? Un par de horas Hemos jugado cada cosa que se les ha ocurrido a los chicos, incluso beber de un solo trago la cerveza, pero no he podido conseguir ganar, la verdad es que Jenna reta todas mis expectativas y aquí estoy queriendo pagar mi apuesta con ella. –Jenna lo reconozco ganaste, ¿Cuánto te debo? –Christopher por el momento solo quiero bailar, después se me ocurrirá como hacerte pagar lo que me debes. Solo veo como Jenna mueve sus caderas delante de mí al compás de la música, mientras intento colocar mis manos en su cintura, claro que se las ingenia para mantener la distancia entre nosotros lanzándome miradas coquetas, hasta que acorto distancia pegándola a mí y de esta forma hablarle al oído. –Jenna creo que encontré como pagarte lo que te debo, arriba hay una habitación desocupada para divertirnos, ¿Te gusta mi propuesta? –Christopher ¿Qué hacemos aquí? Subamos– me dice separándose de mí. Basta escuchar sus palabras de confirmación para subir las escaleras buscando la habitación de Lindsay, y apenas abro la puerta uno mis labios a los suyos en un beso desenfrenado, mientras mis manos recorren su cuerpo hasta que ella me empuja al borde de la cama para seguir besándonos, en tanto que siento que busca algo en los bolsillos de mi pantalón. –Jenna espera, lo que buscas está en la billetera, toma saca el preservativo– le afirmo mientras me las ingenio para darle mi billetera. –Christopher gracias me has hecho el trabajo más fácil, veamos creo que con esto cubro lo que me debes, además de darme lo que me corresponde de la apuesta que hiciste con tus amigos– me dice mientras saca unos dólares de la billetera. –Jenna creo que te confundes, no hay tal apuesta. –Christopher no soy tonta, pero por esta vez puedes decir que te acostaste conmigo, solo como un favor especial para ti. –Creí que querías divertirte, mejor olvidemos todo y sigamos donde nos quedamos– le propongo. –Tengo lo que necesito, gracias nos vemos. Me he quedado sin saber cómo actuar, porque es la primera vez que una chica juega conmigo de esta forma, la verdad desafío todas mis expectativas dejándome con ganas de acostarme con ella, pero Jenna se equivoca si piensa que me quedaré con los brazos cruzados, este juego apenas empieza.