Nuevos amigos, nuevos desafios

1003 Words
Pov Natasha No hay satisfacción más grande que ver a patanes como estos salir corriendo con el rabo entre las patas, asustados. No esperaba que mi padre interviniera, pero me alegra solo por ver a esos tipos huir de la forma en que lo hacen en este momento. Igualmente, sin mi padre, los hubiera enfrentado. No soporto que intimiden y molesten a los que no se defienden. Natasha: Gracias, papi. Luis: Él es tu papá... Dijo el pobre chico con los ojos tan grandes que pensé que se le saldrían de sus órbitas. Creo que no solo a los patanes asustó, de hecho, creo haber sentido un pequeño brinco por parte de él cuando mi padre habló. Natasha: Sí, es mi papá. ¿Y tú cómo estás? Luis: Bien, gracias -dijo bajando la mirada-. Este pobre, se ve que no la pasa muy bien. Si se siente menos ante todos, eso no es correcto. Vlad: Qué bueno que estás bien. ¿Vives cerca, chico? Natasha: Luis, ¿verdad? Luis: Sí, y vivo no tan lejos de aquí, señor. Vlad: Si quieres, te llevamos. No creo que sea bueno que te quedes solo con esos bravucones cerca. -dijo viendo en la dirección donde se fueron los tipos esos-. Luis: No tiene que molestarse, señor. Yo estaré bien. No es nada nuevo para mí. Natasha: No es molestia. Mi papá no estará tranquilo hasta que te lleve a casa. No tengas miedo, somos nuevos aquí, pero somos personas decentes. No somos "roba chicos" ni nada por el estilo. Por cierto, me llamo Natasha Ivanov y mi papá se llama Vladimir Ivanov. Luis: Vladimir... hasta su nombre intimida. Perdón, lo dije en voz alta. Disculpe, señor. -dijo el pobre, todo avergonzado. Me dio gracia, parecía un conejito asustado-. Mucho gusto, está bien, acepto el aventón. Vladimir: Me agradas, chico. Vamos entonces. ¿Por dónde queda tu casa? Cuando Luis le dijo a mi padre por dónde quedaba su casa, nos fuimos en el coche. Resulta que mi papá ya había venido antes y conocía varios lugares, bastante, y ya había comprado algunos negocios. En fin, él se había asegurado de que todo fuera bien. Él es así, no deja ningún cabo suelto. Mis padres son buenos leyendo a las personas. Con unas pocas conversaciones, ven si les agradan o no. Creo que por eso les va bien en los negocios. Pusieron la dirección de Luis en el navegador y resulta que nos quedaba de camino hacia nuestra casa. No vivía lejos. Luis: Tu padre da miedo. Tú y tu mamá se ven tan frágiles. Nunca pensaría que eres hija de él. Natasha: Ja, ja, ja. Sí, me han dicho eso antes. No te preocupes, él es bueno y que no te engañen las apariencias. Mi madre es peor que mi padre. Cuando se enoja, asusta a todos. Luis: ¿En serio? Quien lo pensaría. Natasha: Con decirte que cuando mi madre se enoja, hasta mi papá se asusta. Vladimir: ¡¡Natasha!! Deja de decirle eso a todo el mundo. Me dejas mal. Sasha: Déjala tranquila. No está diciendo ninguna mentira, Vlad. Por cierto, mucho gusto, chico. Soy Sasha. Luis: Luis Durán. Mucho gusto, señora Sasha. -y se ganó una mirada molesta, el pobre Luis, por parte de mi madre, por haberle dicho "señora"-. Sasha: No me digas "señora". Aún estoy joven. Solo dime Sasha. Luis: P-perdón, seño... digo, Sasha. Sasha: Así está mejor. -dijo mi madre satisfecha, y el pobre Luis ya entendió lo que dije anteriormente de que mi madre se puede ver dulce e inocente. Pero, qué va. Esa señora, con solo una mirada, te deja helado y sin saber qué hacer-. Natasha: Te lo dije. Por cierto, ¿cuántos años tienes y en qué año cursas? Luis: Sí, ya veo. Tengo 16 años y estoy en el penúltimo año del instituto. Natasha: Qué bien. Iremos al mismo año. Al menos ya conozco a alguien de ahí. Luis: No creo que quieras que nos vean juntos. No soy muy popular, que digamos. Sería suicidio social andar conmigo. Tú eres muy bonita, con todo respeto, y me imagino que llamarás la atención de los populares. Natasha: Ja, si piensas que a mí me gusta juntarme con presumidos y prepotentes, pues no, eso no es lo mío. De hecho, no me agradan mucho. Prefiero juntarme con personas más reales y agradables como tú, por ejemplo. Luis: ¿Estás hablando en serio? Pero, de vista, se ve que eres rica y eres bonita. ¿Cómo vas a ser amiga mía y juntarte conmigo? Natasha: Porque me agradas y eso es lo que importa. Si quieres, apunta mi número, y así nos ponemos de acuerdo para ir a clases juntos. Ese día mi mamá me llevará. Luis: Si así lo quieres, está bien. Eres muy diferente a todos los que he conocido. Eres agradable. Natasha: Sííí... No me gusta seguir a las masas. Yo soy yo. Y gracias por lo de "agradable". Y así llegamos a la casa de Luis. Nos despedimos. Me sentí bien. Había conocido a alguien bueno. Por lo menos, eso parecía. Le di mi número y él me dio el suyo. Creo que ya hice un amigo. Espero que sí sea así. Pasamos lo que quedaba del día acomodando nuestras cosas de mayor valor. Aún no había alguien que lo hiciera. Papá dijo que llegarían el lunes. Ya muchas cosas estaban en su lugar. Todo estaba limpio y bastante ordenado. Pero lo más personal aún no. Eso es lo que ordenaremos. Y así se fue el día. Me fui a acostar agotada y pensando qué me espera en este lugar. Al día siguiente, acomodé mi cuarto más a mi gusto. Tuve un domingo atareado, y en la tarde, salimos a conocer un poco el lugar, caminando, ya que en auto no se conoce nada. La idea es no llamar la atención más de lo normal. Y así pasó mi fin de semana. Ya mañana a clases nuevamente. No me enloquece, pero qué queda.
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