El la observó un momento y dijo después:
—Pensé que usted era una niña, pero ahora que la veo de cerca, me parece una de las mujeres más bellas que he visto en mi vida, aunque… bueno, todavía no es una mujer.
El color afloró a las mejillas de Grace y miró al arroyo, por encima de la cabeza de él.
—Hay un centenar de preguntas que quiero hacerle— dijo Lord Damien—. ¿Quién es usted? ¿Por qué está aquí? ¿Por qué se muestra tan misteriosa? ¡Pero primero debo decirle que considero un privilegio estarla mirando y que siento que tal vez estoy soñando!
—¿Soñando?— murmuró Grace.
—Sí, soñando que algo tan encantador, tan inesperado, tan perfecto, pueda existir en Baron ’s Hall.
De nuevo había una nota dura en su voz y Grace le dijo:
—No hable de su propiedad de ese modo. ¿No se da cuenta de
