CAPÍTULO II Por un momento, Grace se quedó tan asombrada que lrg no dijo nada; pero, al recobrarse de la sorpresa exclamó: —¡Casi no puedo creerlo! ¡Hace doce años que se fue… no había vuelto desde entonces! —Así es, milady. —¿Y ha vuelto realmente? —Sí, milady. Llegó de Italia. Grace asintió con la cabeza. Era de esperarse. En los últimos años, no habían faltado personas que aseguraran haber visto a Lord Damien en París o en Viena o, más frecuentemente, en Roma, en Venecia, en Palermo o Nápoles y en otra docena de lugares de Italia que ella misma había deseado siempre conocer. Siempre que la gente hablaba de su señoría lo hacía con un tono extraño de voz. La sola mención de su nombre los escandalizaba y emocionaba a la vez. Grace era aún demasiado joven para comprender lo que hab