Al final resultó ser que Nicolás es un imbécil. ¿Cómo carajos se le ocurrió ocultarle dicha situación a su esposa? ¿Qué mierdas tenía en la cabeza cuando decidió que lo mejor era mentirle en algo tan grave como aquello? Tallé mi rostro con ambas manos, ante la frustración que sentía al escuchar a Colette llorar de aquella forma sin que pudiese hacer algo para consolarla. Ambas estábamos en mi apartamento, gracias a que Colette ahora se resistía ir a su casa. No deseaba ver a Nicolás y yo le daba la razón en eso. Si hubiese sido yo, también estaría odiándolo. Una horrible opresión se instaló en mi pecho al pensar en que también debía de decirle lo de su hermana, si no, probablemente también terminaría odiándome. Terminé de prepararle el té en la cocina, lo coloqué sobre una bandeja ju