La propuesta.
Abby observa cómo su madre y hermana están en la misma habitación pero en camas distintas. Ambas conectadas a máquinas que la mantienen respirando.
En su mente piensa que necesita hacer dinero para los caros tratamientos de ambas.
~~~~~~~~~~~~~~~~~~•~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
Abby trabaja como una vendedora en una farmacia privada, sus ingresos no le son suficiente, pero al menos le ayudan con sus excesivos gastos.
Un día cualquiera Abby fue llamada por el gerente de la farmacia a su oficina, en su mente oraba, deseaba que no se tratara de un despido.
—Buenos días señor— Dijo Abby al entrar al despacho.
—Buenos días Abby— Le respondió su jefe mientras se levantaba de su asiento.
Abby se queda parada como una estatua, está a la expectativa de lo que su jefe dirá.
—He escuchado que tienes problemas de dinero y yo puedo ayudarte— Le dijo mientras tomaba un poco de su cabello y lo envolvía sobre uno de sus dedos de la mano.
Abby abrió sus ojos más de lo normal, su jefe le estaba ofreciendo ayuda, y realmente era todo lo que necesitaba.
—¿Va a ayudarme? ¿Me dará el préstamo que solicité a la empresa?— Pregunta con insistencia.
—Abby soy parte de una empresa que subasta objetos, así que, pensé que tú quisieras ser parte, hay muchos hombres que seguro estarían interesados en comprarte, eres muy bonita, te casarás con un hombre rico y yo también seré muy rico— Finalmente dijo lo que quería.
—¡Sr. Fonseca! Yo no estoy a la venta, ¿Quién se cree para ofrecerme tal cosa?— Pregunta muy indignada.
—No te enojes Abby, solo fue una propuesta, estoy seguro que podrías resolver tus situaciones económicas— Insistió una vez más.
—Mi cuerpo no está a la venta, no soy capaz de pararme frente a hombres sin saber lo qué pasa por su mente—
—¡Abby estas despedida!— Dijo repentinamente su jefe.
—¿Qué? ¿Va a despedirme por que no acepto su propuesta?— Preguntaba exaltada.
El Sr.Fonseca caminó hasta la puerta y la abrió, no tenía nada más que decirle.
—En diez días venga por sus prestaciones laborales o si cambia de opinión sabe dónde buscarme— Le decía mientras Abby caminaba por el pasillo.
Abby salió enojada de la farmacia, no podía creer que por no aceptar una propuesta fuera despedida, su jefe era un hombre sin corazón, aun sabiendo su situación, había decidido echarla.
Mientras caminaba hacía su casa, un fuerte aguacero empezó a caer, pero a Abby no le importó, continuó caminando bajo la lluvia.
Le correspondía pasar la calle, así que, lo hizo sin fijarse, por lo que casi es atropellada por un auto.
Abby se asusta un poco, se para frente al bonete del auto, le pone sus dos manos un poco enojada, y lo mira con desprecio.
—Debería fijarse, si no sabe manejar mejor camine— Le dijo con rabia.
Aquel hombre que iba en el auto, se quedó anonadado, miraba cómo Abby se alejaba del auto y continuaba su camino.
Quizás Abby sólo quería desahogarse por lo que había acabado de pasar.
Unas medias horas después, estaba frente a la puerta de su casa, aún llovía, aún su cuerpo se seguía mojando.
Abby no quería entrar a su casa, se sentía que al hacerlo lo haría con las manos vacías, definitivamente ahora estaba en problemas.
Al decidir entrar a la casa, sube directamente a la habitación donde se encuentran su madre y hermana, ve que su mejor amigo, quien es doctor, las está consultado.
—¡Hola Charlie!— Dijo con seriedad.
—Abby ¿Por qué viniste bajo la lluvia? Podrías enfermarte y no creo que quieras eso— Le respondió muy preocupado.
Charlie rápidamente busca una toalla y la pone sobre el cuerpo de Abby, su preocupación por ella es evidente; es su amigo.
Abby se dirige hacia su habitación sin decir nada más, entra al baño para tomar una ducha, se siente como si estuviera en el aire.
Después de unos pocos minutos, se viste, toma asiento en su computador y empieza a rastrear trabajos.
Mientras lo hace, Charlie entra a la habitación en silencio, sabe que algo no anda bien con Abby.
—Abby ¿Qué te pasa?— Le pregunta al interrumpir el silencio.
—Me despidieron del trabajo, estoy buscando un empleo ahora— Le respondió sin quitar la mirada del computador.
—¡Lamento escuchar eso Abby! Pero no te preocupes, yo te ayudaré mientras consigues trabajo— Dijo amablemente.
Abby se vuele a Charlie para mirarlo, se siente un poco exaltada, pero intenta respirar hondo y canalizar sus emociones.
—Charlie no tienes dinero, te recuerdo que estás pagando una gran deuda de tu padre— Le recordó.
—Pero no importa, por ti soy capaz de lo que sea, y lo sabes— Le confiesa al tomar su mano.
—Te lo agradezco pero sinceramente sé que no puedes hacer nada, de todos modos gracias—
Charlie se iba a retirar de la habitación, abrió la puerta pero no pudo marcharse, nuevamente se dirigió hacia Abby.
—Abby se que estás en problemas ahora pero tengo que decirte qué hay que cambiar las máquinas por otras más modernas, ya estás están obsoletas y no creo que pueda conseguirte en el hospital porque son costosas— Finalmente dijo Charlie.
Abby se queda frisada, ni siquiera parpadea, Charlie decide salir de la habitación sin agregar más nada.
De repente, Abby empieza a llorar, sabía que necesitaba el trabajo, no quería que su madre y hermana murieran por falta de dinero.
Abby se levanta de la silla, se dirige hacia la habitación donde están su madre y hermana.
Las mira con amor, con decepción de sí misma, no podía permitir que murieran, no podía permitirlo.
—Mañana conseguiré trabajo, ustedes dos estarán bien, se los prometo— Decía mientras dejaba caer una lagrima.
Abby sabía que su único afán era ese, mantener la esperanza de que un día su madre y hermana despertaran.