En un pueblito sencillo, una casa modesta, sentada en el suelo tras la puerta, mirando a sus pequeños dormir, abre una carta que jamás pensó recibir. Ahora ella sabe que él sabe su dirección.
Aún temerosa de lo que pueda haber en aquella carta, decide abrirla.
Una hoja extensa, llena de sus palabras que sabe que entrarán en ella como cuchillos filosos, con verdades a medias o promesas de venganza por sus actos.
Su letra es cursiva y un tanto fuerte, da a notar su ira en ella.
Maral cierra sus ojos y suspira por unos segundos.
Solo está el silencio de la noche y uno que otro silbido emitido por insectos de invierno.
Abre sus ojos y preparada para todo entonces decide leerla.
Tengo tanto que decir, pero no se si lo leas, o siquiera si te importa.
Me parece irónico como la vida, el destino o en lo que sea que llegues a creer, nos juntó.
Lo sé, yo lo forcé.
Eres una excelente mamá, eres un ser extraordinario y siempre supe que no te merecía.
La primera vez que te vi, los primeros segundos pensé. Perfectamente hermosa.
No entendía en ese entonces muy bien la definición de muchas palabras en castellano, pero esa pareció encajar en cualquier idioma para ti.
Entonces en mi cabeza empezaron a sonar las palabras de mi padre, como tonada pegajosa del momento ¡es la hija de un asesino!, y no tienes una idea de la cantidad de veces que me repetí eso en mi mente, casi como un mantra desde la primera noche que llegaste a la mansión.
Creo que el acto más desinteresado que he hecho en mi vida, fue en la gasolinera.
No sabía que las cosa saldrían así de mal en realidad.
Aquella noche, yo sólo pasaba por allí y te vi, quería verte de cerca y poder escucharte sin poses de conquista o de amabilidad falsa.
También debo confesarte algo, vi perfectamente esa pataleta que hiciste tras el mostrador cuando llegué, de hecho hice hasta lo imposible por no reír.
Creo que ya lo notaste, en realidad no fumo, pero estaba tan concentrado en no reírme que dije lo primero que vi en el mostrador. Luego tu con ese comentario tan atinado de lo dañino del cigarrillo, me sentí juzgado, y la diversión se fue para mi.
La sonrisa con la que me atendiste, note que se fue con mi respuesta, juraría que antes de eso estabas coqueteando conmigo, pero luego llegó ese idiota y el terror se podía ver en tu rostro. Cuando llegó ese infeliz a robar el lugar, fue tan difícil ver cómo te mantenía aterrorizada, cuando pude evitar eso con solo quitarle su arma en un par de segundos, pero si ya me habías juzgado por un par de cigarros, te habría espantado por completo con lo del arma y no quería eso. Antes de hablar contigo, siempre creí que eras una buena chica, honesta y más, con tu comentario del cigarro aunque te vi molesta, creí tener razón.
Me convencí ese dia de que hacerte firmar el contrato sería lo más difícil del mundo y eso hubiese facilitado que se frustre mi plan, pero contrario a eso aceptas, y no sabes la ira que sentí, cuando entró Charlie y con carpeta en mano dijo, aceptó.
Sabía que debía ejecutar una venganza, lo sabía y fui entrenado desde siempre para ello, pero quería desistir en cuanto te conocí.
El problema es que Charlie tenía al mismo propósito que yo, la venganza.
Con la orden de hacer hasta lo imposible por acorralar y dejarte sin opciones. Para cuando te despidieron de la gasolinera no fue por el asalto, sino porque charlie le había pagado 1000 dólares, para despedirte sin motivo o p**o alguno. Así como esto, hay tanto que te quiero decir que no dije, pues creí que silencio bastaba, pero aquí dentro, entre estas 4 paredes el silencio sin ti es como la misma muerte.
Pero todo esto, es lo que tú crees que yo merecía, ¿no es así?
Me pediste que fuera honesto contigo y créeme lo intenté, intenté ser mejor, intenté amar sin mentir, pero cómo amar sin decir mentiras, cuando has sido un maldito asesino toda tu vida y la persona que amas, es incapaz de matar un insecto siquiera.
Han pasado solo unos días y siento que este lugar está hecho para mi yo del pasado definitivamente.
Rejas, sin sol, sin lluvia, sin buena comida o buen trato, definitivamente está hecho para mi. Seguro debes creer que miento y créeme, en el momento que vi tu rostro triste a través del vidrio de la ventana del auto, sabía que nada bonito pasaría después de eso.
Admito que no esperaba ser arrestado esa mañana, ni que serias tu precisamente la que me enviara a prisión.
No te culpo, para ser honesto, cuando te confesé mis crímenes sabía que algo así podría pasar, lo que realmente me sorprendió es que tardaras tanto en hacerlo.
Soy un monstruo lo se, pero no puedes esperar menos de alguien cuyo ejemplo de vida no hizo mas que golpear, torturar y maltratar a toda costa.
Tal vez, recuerdas las noches en que esos hermosos seres en miniatura nacieron y no hacían mas que llorar No. Eso no lo sabes porque yo los cargaba a los dos y al despertar los mantenía en mi pecho, No podía dejarlos llorar.
Amé cada segundo de esas noches.
En días como estos, incluso su llanto sería un deleite para mi. Y viniendo de alguien que odia escuchar llorar a sus hijos, creeme es desesperado.
Miles de pensamientos invadieron mi mente cuando me subieron al convoy que exageradamente habían llevado, no se que clase de persona creían que era en esos días. pero si ellos supieran que en el momento que te vi por la ventana me rendí, hubiesen podido llevarme hasta caminando.
No creas que me tomo con humor lo que has hecho, realmente de todo lo que hiciste a mi espalda, si hay algo que realmente me hace odiarte y sé que no te voy a perdonar.