Cassandra
Consigo a los tres sumisos que pedí de rodillas dándole la espalda a la habitación sin nada que cubra su desnudez, yo llevo puesto un vestido rojo con el corpiño hecho en material sintético que se adhiere a mi cuerpo como una segunda piel, desde las caderas cae en una falda suelta que llega hasta el piso y lleva una abertura en la pierna derecha que llega hasta muy arriba del muslo dejando ver parte de la ropa interior de encaje que llevo puesta.
Me acerco a Tomás acariciando su espeso cabello entre mis dedos, bajo la mano hasta su barbilla y con un movimiento casi imperceptible le indico que se gire, el clic de la correa de perro al ajustarla en su collar resuena en la habitación como una promesa muy tentadora, dulce, clara y a la vez decidida. No se queja del trato que le doy, sabe muy bien que no debe hacerlo, un leve temblor fue lo único que sentí al rozar con mis dedos la piel desnuda de cuello.
— Esta tarde tengo muchas ganas de jugar y si los tres se portan bien les daré una de recompensa a cada uno. — declaro en tono autoritario y seductor a la vez.
Dejo que restriegue la punta de su nariz contra mi húmedo sexo a través de la fina capa de encaje que le permite seguir la línea entre los labios hinchados de mi intimidad sin problemas.
Inspiro profundamente y reprimo el deseo de ordénale que saque la lengua para moverme contra ella y buscar mi propio placer, aún no es tiempo para sucumbir, el plan es jugar por lo menos un rato más, necesito apaciguar el deseo que tengo por tener a Rogert.
Entendió perfectamente mi orden cuando tire de la corre y lo hice caminar a cuatro patas hasta la cama.
— Acuéstate boca abajo sobre la cama. — ordeno viendo como obedece sin titubear, el brillo de sus ojos me deja entrever lo excitado que se encuentra.
Laa respiración agitada de Carla y Lucy a mi espalda se escucha con fuerza, la expectativa y los nervios de lo que les pediré las supera haciendo que se exciten hasta mas allá de lo imaginable sin ni siquiera haberlas tocado.
¡Muero de ganas de encontrar sus límites!
Con un antifaz cubro los ojos de Tomás y dejo que mi mano se pasee por su espalda bajando desde la nuca.
— ¡Muerde! — pido y le acerco un pequeño hueso de perro a los labios, espero a que lo tome obediente.
Sigo acariciando lentamente su espalda mientras me aseguro de que la expectativa crezca en su rostro, con la mano libre rebusco en el cajón de la mesa de noche un aceite perfumado y dejo que el contenido color ámbar caiga en una fina línea a lo largo de su columna vertebral y entre sus nalgas, donde lo froto lubricando su agujero, me tomo mi tiempo en esparcir el liquido resbaladizo que desprende un tenue olor a rosas e invade mis fosas nasales prendiendo la sangre en mis venas.
— Hoy eres mío, que no se te olvide. — le recuerdo con voz ronca. Siento como se estremece al sentir mi aliento caliente golpear la base de su oído. — Quiero escuchar que lo digas. — exijo al quitarle el hueso mientras hurgo en medio de sus nalgas.
Acaricio con parsimonia su entrada que se contrae al sentir mis dedos recorrer todo su perímetro, inconscientemente levanta su trasero ofreciéndose a mi en silencio, del mismo cajón saco un pequeño vibrador en forma de labial que por más que despierta los deseos implícitos en él nunca lo llevaran a sucumbir ante ellos. Lo meto lentamente en su estrecho agujero que se aprieta al sentir la intrusión del aparato, azoto con fuerza sus nalgas cuidando que el vibrador no se salga. — Dime de quien eres. — exijo.
— Soy suyo, mi señora. Suyo para que haga conmigo que desee. — al oírlo me pareció escuchar la voz de Rogert lo que hizo que volteara a ver su cara y comprobar que era Tomás quien seguía bajo mis órdenes.
Hundí aún más el juguete en su culo viendo como apretaba los dientes en una mezcla de incomodidad y placer, incremente la velocidad del artilugio mientras lo sacaba y metía a un ritmo acompasado, me detuve cuando sus jadeos y gemidos colmaron la habitación haciendo que Carla y Lucy jadearan solo por imaginar lo que les espera.
— No dejes que se salga. — ordeno pasando la lengua por la base de su nuca.
Carla y Lucy me esperan con los chorros de sudor corriendo por su espalda a pesar de la agradable temperatura que hay en el cuarto, tengo muy buenos planes para ellas.
— De pie. — susurro demandante, ninguna titubea en ejecutar esa sencilla orden.
— Son bastante guapas, me gusta, ahora quiero conocer cuales son sus límites. — un color rojizo se extiende por el rostro de Lucy, que adquiere un tono más intenso cuando manoseo y pellizco sus frondosas tetas.
Camino de nuevo a la cama y le saco el vibrador a Tomás del culo, le pido que se gire cuando lo libero de sus ataduras, una vez boca arriba lo ato de nuevo.
— No te puedes correr. — le advierto — Quiero ver como lo torturas con tu boca. — le digo a Carla. —. Tú. — digo señalando a Lucy, quiero saber que tan roja se puede poner su piel. — Párate aquí. — le indico señalando un costado de la cama, sin dejar de observar a Carla y a Tomás, cojo una gruesa cuerda carmín y envuelvo a Lucy haciendo distintos nudos a lo largo de su anatomía, inmovilizando sus brazos y dejando sus pechos atados de una forma muy provocativa.
La dejo de pie atada mientras rebusco en el cajón los otros dos vibradores, me acerco a Carla que no protesta cuando acaricio su culo y lo lubrico para introducir un vibrador en el, ayudo a Lucy para se acueste debajo de carla y le chupe las tetas, dejando sus dos entradas al borde la cama para mi propio placer, observo por un segundo a Carla detallando como el grueso falo de Tomás desaparece dentro de su boca mientras le arranca gemidos placenteros.
Un ronroneo se escapa de la ocupada boca de Carla cuando Lucy acerca la boca a sus tetas y empieza su labor mientras yo le introduzco el tercer vibrador en el ano, me excita ver el sufrimiento en el rostro de Tomás mientras evita correrse y la forma en que las dos sumisas entornan los ojos sintiendo el placer en sus vientres, no dejo de observar a mi esclavo viendo la cara sonriente de Rogert mientras me coloco un arnés para poder penetrar a Lucy hasta hacerla gritar de placer, Tomás me miraba con las pupilas dilatas deseando satisfacer su necesidad en mi.
Su mirada de suplica hizo que por poco me entregara al sublime éxtasis mientras le arrancaba gritos entre cortados a Lucy.
— Ofrécele tu sexo a su boca mientras me chupan los pezones entre las dos. — la ayude a levantarse para caminar a la cama donde Carla ayudo a Lucy a subirse a horcajadas sobre la cara de Tomás, me senté sobre el sujetando la base de su virilidad para bajar lentamente disfrutando de cómo me expande milímetro a milímetro. Las dos mujeres se lanzaron con ferocidad sobre mis tetas chupando y mordiendo mis pezones como pirañas dispuestas a acabar con ellas al tiempo que yo cabalgaba con determinación el cuerpo de mi obediente esclavo.
— ¡Ahora! ¡Córrete! — exclamo con la sangre encendida por la lujuria. Con un grito ronco, Tomás se entrega al placer dejando que su líquido caliente me llene por completo. — Chupensela hasta que no soporte más. — les ordeno a las chicas mientras yo subo hasta la cara de mi juguete nuevo para frotar mi sexo en ella dejando que parte de sus jugos resbalen hasta su boca, no hubo quejas, solo el hambre voraz por devorar mi sexo hasta que de nuevo me corrí a chorros con su lengua que siguió aleteando sobre mi clítoris llevándome al orgasmos repetidas veces hasta que caí agotada sobre el colchón de la cama, sintiéndome tan miserable y vacía como me he sentido desde que no tengo a rogert conmigo, desde que me grito que ya tenía a otra ama.
No importa lo que haga ni con quién, siempre existirá una certeza que me acompaña a cada instante, nunca podré sustituir a Rogert.
No importa las veces que me corra ni con quien lo hago o como lo haga siempre quedara ese vacío que solo Rogert llena. Solo la insatisfacción es lo que me acompaña después de cada sesión, maldición Rogert porque tenías que joder todo.
No puede enamorarme de el pero tampoco quiero estar sin él.
Solo llego a mi perfecta vida para joderla con su puto amor de mierda, no me interesa el amor, ya una vez me deje llevar por ese sentimiento y solo jugaron conmigo.