Pasaron los años, unos maravillosos años, reflejábamos lo que se tomaría como una familia perfecta y ejemplar; una hija inteligente, bien portada y realmente hermosa; una esposa grandiosa, buena madre y autosuficiente y yo, un excelente padre y esposo que procuraba darle lo mejor a su familia y por supuesto un empresario en ascenso. Entonces ¿Qué fallo? La respuesta para mí es obvia. Eliz hizo lo que quiso y como lo quiso desde un principio, yo jamás me pregunte si realmente eso le hacía bien y mi pequeña hija, aunque nunca se quejó, sentía la presión de ser perfecta porque muchos ojos se posaban sobre ella, sobre todos nosotros. Dicen que la gloria viene acompañada de una tremenda obscuridad que solo puede ser vista por aquellos que la han alcanzado, porque para conseguirla tienes que des