Mi entrenador es un tipazo. Alto y bastante corpulento, lleno de músculos bien desarrollados gracias al esfuerzo y de sudar con grandes rutinas de entrenamiento, desde pantorrillas, cuádriceps, glúteos y abdomen, pectorales, brazos y hombros. Todo su cuerpo parecía bien esculpido, y bien merecido lo tenía después de entrenar por años y aún seguir haciéndolo. Su nombre es Marlon, aparenta tener unos treinta y tanto, aunque creo que tiene cuarenta y cinco años, según escuché de algunas de las chicas que el entrena.
Cuando nos dijo para empezar hizo un gesto con la mano, pero me enfoque en buscar la pesa requerida del día de hoy para pedirle a Edgar que la ponga encima de mis hombros, pero cuando el la toma, Marlon nos señala a alguien detrás de nosotros.
—Chicos, el es Chad. Empezará con
