Todo fue caos y confusión a partir de ese momento. Dessiré en la clínica pudo ver el cuerpo de Leopoldo gracias a la intervención de José Manuel, porque Roberta no se lo permitía, porque estaba decidida a hacerle todo el daño que pudiera. Dessiré lloraba desconsolada, Leopoldo fue como un padre para ella, y él conocía cada uno de sus secretos y la llegó amar tal y como ella era. El cadáver fue llevado a la funeraria donde fue cremado por órdenes del mismo Leopoldo, y que después de ocho días se leyera su testamento. En la tarde después de haber sepultado las cenizas al lado de la tumba de la madre de Dessiré, todos los empleados se reúnen en la villa de la joven y despampanante viuda. Dessiré que se siente mal por los síntomas del embarazo, más el mal dormir y el estrés decide dar una
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