Roberta entró en la oficina en compañía de José Manuel. El cuál iba molesto por haberse separado de su esposa y dejarla sola en la fiesta, y que cualquier persona pudiera acercarse a ella, eso realmente lo ponía de malas, esa mujer le convertía en una persona muy diferente a la que él era. Estos pensamientos lo tenían tan abrumado que no se percató de que Leopoldo Palacios lo observaba con detenimiento. Él se encontraba sentado en la silla de ruedas, el lugar era espacioso y además lujoso, era uno de sus hoteles, uno de los tantos que él tenía. - Roberta, podría soltar al caballero- la fulminó con la mirada - te recuerdo que él es un hombre casado.... - sonrió y con su mirada helada se concentró en José Manuel- ...por ahora. Roberta pálida por sentirse descubierta en su desliz amor