—¡Qué asco! —dice Nariel, cubriéndose la boca con una expresión de repulsión en su rostro, mientras que Elessar ni siquiera parece asombrado. —Es nauseabundo, pero no me sorprende. Ambos son igual de miserables. Sin mencionar que ninguna mujer elfa jamás se atrevería a besarlo de esa forma... —murmura Elessar. En esta ocasión decide hablar en voz alta cuando dice: —Debes sentirte feliz, querido sobrino. Tendrás, quizás, una década o dos con una mujer que no sentirá asco de ti —Se ríe entre dientes. Cuando Aramis escucha eso, frunce los labios, porque él más que nadie sabe que las palabras del príncipe son ciertas. El elfo de inmediato recuerda lo mucho que le cuesta encontrarle al rey mujeres que lo satisfagan sexualmente, pero prefiere mantenerse callado a una distancia prudente. Cirdán