—No podremos quedarnos mucho tiempo en tu aldea, Liara —comienza a decir Cirdán, terminándose de tomar el vaso de agua que Aramis le había entregado, volteándose para mirar a la rubia—. Recuerda que nuestra misión era ir al reino de Lumirelia. Gracias a ti, la diosa Eliane me ha provisto de bendición al ponerme a esta horrenda hada en mi camino. —¡Mmm! —refunfuña Ava con el ceño fruncido, todavía con los labios sellados, por lo tanto no pudo expresar lo que pensaba en ese momento. —¿Esta hada tan bonita nos llevará al reino de Lumirelia? —pregunta Liara, observando de pies a cabeza a Ava. Cuando Ava escucha el adjetivo "bonita", sonríe relajándose un poco. Por lo menos, esa humana sabía apreciar su belleza, que aunque no era despampanante, ella nunca se había considerado fea. —Sí, ella