Mientras caminan por el interior del templo, Liara no puede evitar sentir curiosidad por lo que Cirdán desea mostrarle. En el momento en que se adentran en ese lugar, Liara siente cómo se le eriza la piel al grado que se abraza a sí misma, frotándose los brazos, diciendo: —Este lugar tiene vibraciones extrañas —dice Liara, mirando de un lado a otro. Cirdán la mira de reojo, pensando: —«No creo que Liara pueda recordar nada, si usaron la voz para que olvide todo, es como si nunca hubiera vivido las memorias que le borraron...» —piensa el rey elfo y dice: —Es porque anteriormente este lugar era un templo donde adoraban a la deidad Lorandil, el dios de los bosques —explica Cirdán llevando a Liara hacia las habitaciones. —¿Cuántos dioses tienen ustedes, los elfos? —Más de lo que puedas im