Veinte minutos más tarde... Liara y Cirdán salen de aquel templo abandonado caminando tomados de la mano, la rubia camina más despacio y Aramis puede notar que el andar de la humana es más desigual que de costumbre. En ese momento, todos los niños están sentados en el suelo, disfrutando de las frutas que Aramis les ha preparado, mientras Ava también está dentro de la celda, saboreando su comida. —¡Mi señor! —exclama Aramis corriendo hacia la pareja. —¿Ya... la señora sabe todo? —pregunta Aramis entre dientes, observando cómo Liara asiente con la cabeza. —Sí, ya sé todo... —responde Liara con una leve sonrisa, mientras Cirdán asiente también. —Comprendo. ¿Le mostraste todo el templo? Ahora entiendo por qué se tardaron tanto. Por cierto, señora Liara, ¿has caminado mucho? Te veo cansada