Elysios arqueó una ceja mientras mantenía su mirada fija en su guardia y, acercándose a la mujer, la besó en los labios. —Permítenos estar solos... ve ante mis doncellas y permíteles que te agasajen según tus deseos. Diles que el rey así lo pide —dijo Elysios, observando cómo la mujer asentía emocionada con lo que escuchaba. —Gracias por tu amabilidad, gran rey. Lo haré así... —respondió la mujer. El rey hada simplemente sonrió mientras la veía volar rápidamente, dejando solo al guardia quien carraspeó su garganta. —Dime las noticias que has encontrado —ordenó el rey hada, mirando atentamente a su guardia. —Orión, el trovador... Elysios alzó ambas cejas, no esperaba escuchar ese nombre. —Sí, mi compositor favorito. ¿Qué sucede con él? —Me informaron que hace dos días él vino a solic