La noche anterior: —¡Por los dioses de mis padres! ¿Por qué aún no hemos salido? —exclamó Aramis, con evidente exasperación. La caravana, junto con todos los que la componían, aún no había abandonado la ciudad fronteriza. La magnitud de la caravana era impresionante, con un número total de cien hadas, sin contar su valiosa carga, que se dirigían hacia la capital. Durante todo el día, habían estado cargando incansablemente la enorme carreta con mercancías de todo tipo, hasta que, milagrosamente, todo encajó. La diversidad de la carga era asombrosa: humanos, animales, corteza de árbol, hojas y muchas otras cosas. Debido a su peso considerable, la carreta estaba tirada por ocho majestuosos caballos, dispuestos en cuatro filas de a dos. El resto de las hadas pretendían moverse a pie o tamb