—Mi aliento élfico es superior al de un elfo promedio —confiesa el rey Cirdán, pero lo dice de una forma que hace pensar a Liara que él no se siente muy orgulloso de ello. —¡Eso es muy bueno, rey Cirdán! Entonces, ¿por qué no me curó bien ese día? Me dejó una marca. ¿No le bastan las que ya tengo desde que era niña? —pregunta Liara con el ceño algo fruncido. —Desde hace varios siglos, el poder mágico de los elfos ha disminuido considerablemente. —Pero ese no parece ser su caso, rey Cirdán... no entiendo a dónde quiere llegar. Cirdán suspira al ver que ella por lo visto no iba a dejar de insistir. —Ya estás curada, ¿por qué no continúas con tu labor? Tengo hambre —miente el rey elfo para cambiar de tema, pero Liara no se lo iba a permitir. —¿No me diga que disminuye su poder a propósi