—Está bien, no te dejaré sola, si la diosa te lo está diciendo debe ser por una razón... —responde él de forma pensativa —dormirás aquí entonces. Mañana les pediré a los sirvientes que te traigan todo lo que necesites. Liara sonríe a medias, pensando que eso de “hablar con la diosa” podía usarlo para su propio beneficio. —La diosa me dijo algo más... —¿Qué te ha dicho? —Me dijo que debe liberarme, así la bendición le llegará y les ganará a los ogros. envíeme de regreso a mi aldea y verá que ganará sus guerras —responde Liara con una sonrisa que se desvanece al ver como el rostro del rey elfo cambió conforme la miraba. —¿Crees que nací ayer, humana? —pregunta el rey Cirdán comprendiendo como una vez más, esa humana le estaba viendo la cara, y a causa de su propia desesperación, el rey