—Ahora es tu turno... —dice Cirdán, mientras Liara todavía acostada en su lugar ve aterrada cómo el rey elfo ha matado a ese anciano, le ha cortado un brazo a su primo y ahora va por ese elfo.
Ella, sin necesidad de saber demasiados detalles, sabe todo lo que ha sufrido Cirdán, pero su lado noble no le gusta ver lo que él pretende hacer; no quiere que él sea un asesino de su propia familia, le parece algo terrible...
—¡Rey Cirdán, deténgase! —exclama Liara sin moverse de su lugar, al mismo tiempo que Aramis se acerca al moreno, diciéndole con cautela:
—Mi señor... la humana tiene razón, deténgase, se está condenando demasiado —susurra Aramis, observando cómo Cirdán no aparta los ojos de su tío, a quien aún tiene sujetado por el cabello.
—Vete de aquí, Aramis, si no quieres morir...
—P
