Con tranquilidad, Elessar se sienta en el suelo y vierte la sangre sobre la tierra. Luego, se acerca con sus ojos verde esmeralda brillando como una piedra preciosa a la luz y sin más, comienza a soplar su magia élfica pura, observando cómo la tierra empieza a temblar. Ese temblor indica que las raíces profundas están ramificándose, hasta que un tallo sale de la tierra. Ese tallo se hace cada vez más grande hasta que él, maravillado, ve cómo empiezan a aparecer las primeras flores rojas conforme el árbol se hace robusto, su tronco grueso y sus ramas frondosas se alzan, creciendo con una rapidez abominable. Elessar se sorprende al ver la hermosura de aquel árbol que creó con la sangre de Cirdán. Su árbol tan grande y majestuoso, tiene magníficas hojas rojas que ahora comienzan a caer poco