—¿Han visto al rey Cirdán? —pregunta la rubia al ver que los niños están jugando, corriendo, y algunos aún están durmiendo. —Fue a comprar un caballo para nuestro viaje. —Oh, entiendo... —dice Liara, tomando un pan que ya está horneado. —Entonces, esperaré afuera... Después de decir eso, la joven se dirige a la terraza de la casa y justo en ese momento ve al rey Cirdán acercándose con un caballo, sujetándolo por las riendas. Al ver al rey, Liara le sonríe y él también, aunque con un toque de timidez que él suele mostrar en ocasiones. Su expresión, aunque todavía marcada por la tensión quizás debido a su reciente y disimulada discusión, se ha suavizado ligeramente. Cirdán ata al caballo junto al otro que trajeron desde el palacio real. Se puede ver que el caballo que viene de la ciudad